… Sin embargo, el Gobierno de España dejó de mirar al Sur y en el Sur habita un ser supuestamente pretencioso al que no se le dio importancia, a pesar de su aviso con ninguna buena intención, en su aventura fallida en el peñuzco del Perejil.
En el contexto internacional el año 2003 no comenzaba nada halagüeño. Estados Unidos buscaba resarcirse del no asumido atentado terrorista del 11 de septiembre del año 2001 y el Gobierno de George Bush no asumía los informes de los observadores internacionales de la ONU, que no avalaban su tesis de armas químicas de destrucción masiva en Irak, en contra de los Servicios Secretos estadounidenses que sí afirmaban lo contrario.
La contestación de la ciudadanía en contra de esos tambores que anunciaban guerra comenzaron en la reunión del Foro Social Mundial celebrado en Porto Alegre, Brasil, el 23 de enero.
Las imágenes de la masiva y pacífica manifestación brasileña recorrieron el mundo y espontáneamente a medida que se confirmaba la decisión estadounidense de invadir Irak, la ciudadanía a través de asociaciones de diversa índole empezó a ser organizada para la gran manifestación que tendría lugar en las principales ciudades del mundo casi un mes más tarde, el 15 de febrero de 2003.
En España, prácticamente en todo el país, la gente salió a la calle a gritar el No a la Guerra en unas manifestaciones donde la participación ciudadana las convirtió en históricas. Aún así, y con el único aval de los informes que ostentaban los Estados Unidos, tendría lugar la cumbre del 16 de marzo de 2003 celebrada en la base aérea de Lajes, en la Isla Terceira de las Azores por los jefes de gobierno de Estados Unidos, George W. Bush. Reino Unido, Tony Blair. España, José María Aznar y Portugal, José Manuel Durão Barroso.
En esa Cumbre de las Azores se adoptó la decisión de lanzar un ultimátum de 24 horas al régimen iraquí encabezado por Sadam Hussein para su desarme bajo amenaza de declaración de guerra.
La cumbre de las Azores fue muy criticada y empezó a revelarse un cierto descontento social con la decisión de Aznar de que España participara en lo que se denominaba contienda vengativa de los Estados Unidos contra Irak, además de con el recuerdo todavía reciente de oposición con los No a la Guerra en las manifestaciones transversales de la gente, que con diversas ideologías, e incluso de personas apolíticas, acudieron a esas concentraciones en contra de una reacción bélica, apenas un mes antes.
El ultimátum finalmente desembocó en la invasión el 20 de marzo con la denominada "Operación Libertad Iraquí" llevada a cabo por una coalición internacional de países amparados en las Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, números 1441, 1483 y 1511. Sin embargo, no contaba esa operación militar con el respaldo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, creándose una división acentuada de países a favor, con otros tantos en contra.
En España el PSOE se posicionó en contra del gobierno y a favor de los países árabes y musulmanes que se rebelaron claramente en contra de esa Coalición Internacional que intervenía militarmente en Irak, dejando al gobierno del Partido Popular la responsabilidad de decidir en solitario la colaboración de España en esa contienda bélica que lideraba Estados Unidos.
Empezó a escucharse algo sobre la Alianza de Civilizaciones cuya idea terminaría siendo propuesta por el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero en la 59.ª Asamblea General de la ONU, el 21 de septiembre de 2004, apenas cinco meses después de llegar a la Presidencia del Gobierno de España tras las elecciones celebradas el 14 de marzo de ese mismo año.
Esa propuesta defendía una alianza entre occidente y el mundo árabe y musulmán con el fin de combatir el terrorismo internacional por otro camino que no fuera el militar, pero que tampoco aclaraba de qué otra manera sería combatido ese terrorismo. Se desechaba una idea sin la aportación de otra con la debida solución.
A día de hoy sigue sin saberse el objetivo y los proyectos de esa creada Alianza de Civilizaciones paralela a las Naciones Unidas en la que paulatinamente han ido adhiriéndose distintos países hasta alcanzar actualmente esa organización los 119 miembros procedentes de Europa, Latinoamérica, Asia, África, los componentes de la Liga Árabe y también de los Estados Unidos que se incorporó el 13 de mayo de 2010 bajo la presidencia de Barack Obama.
Demasiadas reuniones, excesivos discursos y ninguna solución para la resolución de conflictos entre países…
(Fin de esta Quinta parte)