En Lanzarote estamos acostumbrados a que la isla sea escaparate de turistas de chancleta y políticos de medio pelo, pero lo de ayer en Playa Bastián rozó el esperpento: la organización ultraderechista Hazte Oír decidió llenar la arena de sombrillas con la cara de Pedro Sánchez bajo la palabra “corrupto” imitando a El Padrino. Una performance cutre, como si se tratara de la versión barata de un carnaval temático, solo que con odio en vez de purpurina.
Y claro, como siempre, Hazte Oír no da puntada sin hilo. Estos señores llevan años financiándose en la sombra y actuando
como el altavoz oficial del integrismo más casposo. ¿Les suena? Sí: campañas contra los derechos LGTBI, carteles transfóbicos, aquella guagua infame que recorría ciudades con el mensaje “los niños tienen pene, las niñas tienen vulva, que no te engañen”… Vamos, la pedagogía cavernícola sobre ruedas.
No olvidemos que Hazte Oír es la prima descarriada de CitizenGO, esa plataforma que se dedica a mandar mails en cadena para frenar leyes de igualdad y torpedear cualquier avance social. Y si tiramos un poco más del hilo, encontramos nombres y partidos de sobra conocidos: la derecha y ultraderecha patria —PP y Vox— han mirado hacia otro lado cuando no han compartido escenario directamente con ellos. Porque claro, siempre es cómodo tener a un grupo de radicales haciendo el trabajo sucio mientras tú sonríes en la foto institucional.
¿Que Pedro Sánchez está de vacaciones en Lanzarote? Pues venga, despleguemos el circo, que total, la isla es bonita y sale bien en la foto. Lo de menos es el mensaje: lo importante es el show barato, la provocación y el titular. Como si llenar la playa de
sombrillas con insultos fuese un ejercicio democrático.
Pero ojo, que de democráticos tienen lo mismo que un adoquín. Estas campañas no buscan “informar” ni “abrir debate”, buscan
crispar, polarizar y dejar claro que en España hay quien todavía sueña con volver a la moral de sacristía y el NO-DO. Y lo peor
es que hay partidos que, mientras se hacen los dignos en público, en privado se frotan las manos porque esta gente agita a la
tropa y caldea el ambiente.
Al final, lo de Playa Bastián no fue más que un teatrillo patético: un grupo de ultraderechistas montando una romería playera
contra el presidente. Porque cuando tu argumento político se reduce a sombrillas con dibujitos, lo único que demuestras es que
de democracia has entendido lo justo para seguir berreando en la arena.
Y como siempre, la misma conclusión: Hazte Oír es el brazo hooligan de esa derecha que se disfraza de constitucionalista mientras pacta, sonríe y se codea con quienes prefieren el insulto a la razón. Una vez más, Lanzarote fue escenario involuntario del circo ultra. Y una vez más, quedó en evidencia que el problema no son las sombrillas, sino la sombra.