martes. 16.04.2024

Mi viaje desde Senegal

Mi nombre es Mohamed Ndoye. Soy senegalés. Vine a Canarias en un cayuco con 80 personas. Tardamos 11 días en llegar desde Mbur a Los Cristianos.

Lo pasamos muy mal en La travesía. Teníamos comida y agua solo para seis días. Estuvimos sin comer ni beber durante cuatro días. Tres de los pasajeros llegaron muy graves a Los Cristianos. Otro murió.

Durante la travesía pasamos mucho frío. Tuvimos que achicar agua día y noche para que el cayuco no se inundase.

La policía me quitó el móvil al llegar. Solo dos días después conseguí uno para llamar a mi familia. Mi madre sufrió mucho por la falta de noticias durante tantos días.

En Senegal trabajaba como pescador desde que cumplí siete años. Trabajaba muchas horas y ganaba poco dinero porque hay barcos muy grandes que cogen casi todo y queda muy poco para la pesca artesanal.

Vine a España para poder estudiar, y trabajar en cuanto me dejen. Quiero ayudar a mi familia y a mis vecinos, sobre todo a los niños y a los que no tienen para comer. En mi casa compartimos la comida con la gente que pasaría hambre.

Me gusta jugar con los niños. Mi sueño es  ayudarles para que puedan estudiar. Yo no pude ir a la escuela porque tuve que trabajar desde niño. En mi familia nadie ha podido estudiar.

Quiero estudiar para poder tener una vida mejor y poder ayudar a mi familia. Todos queremos vivir mejor.

Me gustaría ser presidente de Senegal para cambiar la vida de los chicos, para que estudien y luego trabajen para vivir mejor y no tener que arriesgar su vida emigrando en cayuco hasta Canarias para llegar a Europa.

Lo pasamos mal en el cayuco, en el campamento, con frío y escasa alimentación, sin información, sin casi atención médica, sin adecuada información legal.

Pero, con todas las dificultades y los riesgos, confío en tener un trabajo, ayudar a mi familia a que no les falte la comida, la escuela para niñas y niños, el médico y las medicinas, la vivienda.

Espero que mis sueños se cumplan.

Reflexión sobre el viaje de Chema Tante

La de Mohamed Ndoye es solo una de las miles de historias heroicas de gente que sufre y se juega la vida, defendiendo su derecho a un futuro digno. Mohamed ha tenido la oportunidad de ser acogido por una familia canaria que le brinda cobijo, ayuda y protección. Hay  otros y otras como él, pero muchos más que no comparten tanta suerte. Yo sé que Mohamed, como tantas otras y tantos otros, llegará a ser alguien. No presidente de su país, quizá, ni otra posición encumbrada, sino algo más importante. Mohamed y sus compañeros y compañeras de desventuras, serán gente con derechos, como cualquier persona, sea de dónde sea.. Y, como dice él, colaborarán también para que la justicia se imponga en África. Por eso luchamos, quienes defendemos a las personas migrantes. Y contra eso, a favor de la opresión y la injusticia, trabajan los fascistas que calumnian criminalizando la migración, un fenómeno imparable, beneficioso y justo. Y al tiempo que les digo a las familias como la de Mohamed, que intentaremos que sus hijas e hijos tengan la vida que se merecen, tengo que lamentar, con la mente afligida por la vergüenza, la desgracia de tantas y tantos que no lo han conseguido. El dolor de esas familias clama contra los países opulentos. Lean la historia de Mohamed, un migrante más, una persona como la que más. Y tú, Mohamed, no sé si podrás entender todo lo que te digo, pero pídele a tu madre canaria y a tu padre canario que te lo expliquen, para que tú luego se lo cuentes a tu familia senegalesa y le mandes nuestro saludo cariñoso desde estas islas, también africanas. Ustedes, migrantes, unen a los pueblos. Ustedes son también nuestra esperanza y forman parte de nuestros sueños.

Mi viaje desde Senegal
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