En este país, unos tenemos sentido de Estado, y lo hemos demostrado infinidad de veces, mientras otros pierden el sentido con demasiada frecuencia y parece que sólo les interesa el Estado si le pueden sacar algo para engordar sus carteras.
En 2002, nuestro Ejército realizó una operación para capturar y desalojar a los militares marroquíes que habían ocupado el Islote de Perejil, agrediendo la soberanía española. En aquel momento, el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió sin complejos la actitud del Ejecutivo presidido por José María Aznar en la crisis por el incidente en el Islote de Perejil, por entender que en aquel momento la única prioridad era defender los intereses de España. Esto es sentido de Estado.
En 2021, Marruecos ha intentado de nuevo presionar a España al permitir que miles de personas crucen la frontera y se adentren en la Ciudad Autónoma de Ceuta. ¿Cuál ha sido la respuesta del Partido Popular? Días antes, Pablo Casado se reunía telemáticamente con un dirigente político marroquí, de corte ultranacionalista y que reivindica la soberanía de su país sobre Ceuta y Melilla. Luego, tras el suceso, Pablo Casado trató de sacar rédito electoral en vez de respaldar a su Gobierno y a su país. Esto no es sentido de Estado, sino una actitud deplorable por irresponsable.
La Unión Europea se ha tomado su tiempo, pero ha respaldado al Gobierno de España ante las provocaciones de Marruecos en Ceuta, al tiempo que, incomprensiblemente, el Partido Popular sigue criticando al mismo Gobierno español por su respuesta ante la crisis creada por nuestros vecinos. Sin embargo, no creo que vivamos en el país de las paradojas, sino en una tierra en la que algunos actúan de una forma imprudente y desleal.
La posición del Parlamento Europeo ha sido contundente al cerrar filas con España y condenar sin ambages el uso de menores como medida de presión política por parte de Marruecos. El Partido Popular Europeo ha votado junto a los socialdemócratas europeos en la Eurocámara, una circunstancia que tampoco es paradójica, sino que pone de relieve que el partido de Pablo Casado no conoce límites a la hora de erosionar y tratar de desestabilizar el Gobierno de España, alineándose incluso en contra de los intereses de nuestro país.
La resolución adoptada por la Eurocámara no es vinculante, de acuerdo, pero emite un profundo mensaje político a Rabat. En primer lugar, subraya que las fronteras españolas son fronteras europeas, dejando sentado que es inaceptable el uso de menores como mecanismo de chantaje. Y, en segundo lugar, reitera que no ha cambiado la postura europea sobre el Sáhara Occidental, aunque Marruecos es un aliado preferente.
A pesar de las escaramuzas dialécticas de Pablo Casado, la Unión Europea no reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara, y defiende el diálogo de la mano de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Ahora bien, las partes sabemos que el futuro pasa porque Europa aumente su cooperación con el Reino de Marruecos, con el que nos unen muchos intereses comunes.
Este domingo, Pablo Casado tratará de aparecer en la nueva foto de Colón, con la ultraderecha. Al día siguiente, lunes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, mantendrá un encuentro en Bruselas con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Con 24 horas de diferencia, quedará retratada la realidad de nuestro país y sobrarán las palabras.