viernes. 29.03.2024

Si le diste la vida…

No quiero hablar de padres; ni de madres; simplemente de personas; o seres humanos. Mi reflexión de hoy; es sobre ese daño a los hijos, para vengarse de la pareja. Los progenitores intentan de alguna forma; cambiar la conciencia de ese niño o niña, para destruir la relación,o hacerla tóxica con el otro progenitor. Todo esto conlleva a los cambios de humor de esos niños/as. He visto y veo en la escuela; conflictos emocionales muy grandes en los niños. Se convierten en la moneda de cambio de las artimañas de sus padres. No hago esta reflexión de manera frívola; porque detrás de todo esto, hay muchos que sufren, los adultos podemos gestionar pero los niños son victimas; lloran y sufren, no entienden porqué papá me habla mal de mamá o viceversa. Se supone que esa criatura ha sido fruto del amor de dos personas.

¿Cómo voy a hacer daño a ese ser indefenso; mi hijo, para vengarme de su madre o padre? Los estragos, los acompañarán de por vida. Cuando los escucho, solo veo niños que piden ayuda a gritos, y no que les compren una maquinita, para ser mejor padre o madre. Pensemos que no se hace daño al otro progenitor, se lo hacemos a nuestros hijos; matarlos, secuestrarlos o manipularlos, no nos hará mejores padres. Ese llamado Síndrome de Alienación Parental, es un maltrato en toda regla. Me cuentan que se sienten culpables por no ir con su progenitor; aunque lo deseen por ese chantaje emocional que le hace con el que convive. Que terrible infancia; mudarlos de casa, impedirles hablar por teléfono porque esta semana estás con mamá, obligarles que le llamen papá o mamá a las nuevas parejas. Son muchos factores, para que un niño pierda el rumbo y sea infeliz. Por favor hagamos un acto de reflexión y pensemos en ese sufrimiento, no tenemos derecho a dejarles como legado, un trastorno para toda su vida. Amor no es maltratar, y menos a un ser que ha sido gestado por tí. Viví una experiencia como docente; que jamás olvidaré. A la salida del colegio, un coche de policía se llevaba a un papá, por algo muy injusto que sucedió, las manitas de aquel niño pegadas al cristal del coche, llamando a su padre, fue desgarrador. Las separaciones deben de ser, un acuerdo de dos adultos que no pueden convivir, pero sin olvidar, que esos hijos tienen que ser felices; tienen que estar por encima de cualquier enfado. Que no llevemos a los niños a ser tratados, trátate tú para que sigas siendo su apoyo incondicional. No les pidas que saquen un sobresaliente, cuando vienen de casa con mil cargas en su cabecita, empieza por sanear tu mente y no influyas. No le destroces la vida, tú decidiste dársela.

Si le diste la vida…
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