viernes. 11.10.2024

El laberinto burocrático pone en riesgo la recuperación económica y social

Gestionar dinero público no es para nada sencillo. Dado que estamos hablando de los recursos aportados por la propia ciudadanía, recaudados con los impuestos de todos, es lógico que los controles a los que se ve sometido dicho gasto sean correlativos a su importancia.

Asimismo, dado que todos debemos tener las mismas oportunidades para acceder en igualdad de condiciones a los contratos públicos, los procedimientos de tornan complejos por las pertinentes garantías y demás aspectos derivados de todo ello.

Un último factor importante a tener en cuenta son los condicionamientos que nos marcan desde Europa en materia de contratación para lograr ciertos objetivos. Tengo que decir que desde el Cabildo de Lanzarote estamos dando plena cobertura a las directivas europeas incorporando a las licitaciones y a los baremos de valoración de ofertas los criterios cualitativos, sociales y medioambientales.

Sin embargo, la situación a la que nos enfrentamos en estos momentos, con un panorama sanitario, social y económico que exige respuesta inmediata a las necesidades del momento, hace casi imposible cumplir en tiempo con el entramado burocrático que hoy en día supone la  Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, con 347 artículos y otras cuantas disposiciones adicionales, transitorias y finales.

Sin renunciar a los principios básicos de fiscalización y control del dinero público, ni mucho menos alterar o reducir el derecho de cualquiera a concurrir en igualdad de condiciones a los contratos públicos, ni tampoco sin dejar de cumplir las obligaciones de resultado que hemos asumido en el nivel de la Unión Europea, es posible y se hace absolutamente necesario simplificar nuestra normativa de contratación pública si realmente queremos avanzar y hacer realidad la recuperación económica y social de las islas.

Desde la experiencia que supone gestionar la obra pública del Cabildo insular, lo que propongo es racionalizar los procedimientos, mantener los controles debidos pero evitar duplicaciones en los mismos, acortar plazos y sistematizar procedimientos.

No es tan complejo y es posible, solo basta con mirar a otros países de nuestro entorno que tiran de más pragmatismo y eficiencia para estas cuestiones.

No nos engañemos. Seamos realistas. Si queremos dar respuestas rápidas y poder llegar en tiempo y forma, sobre todo por el dinero que pueda llegar de Europa para hacer efecto palanca y transformar nuestro modelo económico, debemos hacer los deberes y ser más ágiles.

Y es aquí donde exijo al legislador estatal que actué ya porque, de lo contrario, la recuperación será un mero espejismo.

El laberinto burocrático pone en riesgo la recuperación económica y social
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