jueves. 25.04.2024

Terrorismo y urbanismo patrimonial

Con mucha probabilidad, nada más leer el encabezado de estas líneas algunos, los de siempre, correrán a sus teclados para contaminar los diarios digitales y las redes sociales de opiniones ocultas en el anonimato con exabruptos, descalificaciones y otras muchas “progrelindezas” que acostumbran a lanzar a quienes, simplemente, no comulgamos con sus políticas de palabras vacías, escaso contenido pragmático y nulo beneficio para la ciudadanía.

Probablemente, también saldrán corriendo a acusar de corruptos o depredadores del territorio a quienes solo tratamos de defender el avance y progreso real de esta tierra. Un avance y progreso para su gente, y no para los intereses inconfesables de quienes tienen como único objetivo que nada cambie para que todo siga igual, especialmente sus bolsillos llenos.

Terrorismo es engañar a los ciudadanos, vistiendo decisiones basadas en el interés de unos pocos con el traje de la defensa del territorio y la sostenibilidad y arrasando las posibilidades de esta isla y su gente.

Terrorismo es tirar a la basura cientos de miles de euros de dinero público, como han anunciado que harán con el Plan Insular de Lanzarote, después de engañar a la ciudadanía prometiendo en sus programas electorales sacarlo adelante. Un documento que ellos mismos validaron y desarrollaron, y que hoy deberían explicar por qué lo quieren desechar para que nada cambie.

Terrorismo es condenar a nuestro sector primario a seguir careciendo de la seguridad jurídica que permita su desarrollo, con la triste excusa de defender un territorio y un paisaje que precisamente es a ellos, a los abnegados trabajadores del sector, a quienes lo debemos.

Terrorismo es decir a nuestros ganaderos o agricultores que sus explotaciones seguirán en un veremos jurídico, simplemente porque han decidido politiquear con el pan de sus hijos.

Terrorismo es seguir condenando a uno de nuestros centros turísticos de mayor belleza, La Geria, que debemos a nuestros abuelos y abuelas, a condenarlo al abandono dejando que se deteriore por no sacar adelante un Plan Especial que lo proteja, permitiendo su explotación responsable.

Terrorismo es dar la espalda a los viticultores y bodegueros que demandan soluciones urgentes para avanzar hacia la excelencia.

Terrorismo es seguir condenando a nuestros históricos pueblos costeros a seguir viviendo en un limbo legal que hace imposible la dotación de servicios básicos y el uso y disfrute sostenible de nuestras costas, impidiendo un traspaso de competencias que permita que los canarios y conejeros seamos los verdaderos dueños del futuro de nuestro litoral.

Terrorismo es, y aquí paro y me rebelo, castigar a nuestra capital a seguir abandonada y alejada de las inversiones, y condenada a no tener futuro por guardar en una gaveta nuestro Plan Supletorio, buscando contentar a quienes algún día todos conoceremos. No debemos permitir que se siga especulando con nuestra ciudad, utilizándola como moneda de cambio de sus triquiñuelas políticas y/o empresariales.

Terrorismo patrimonial es condenar a nuestro patrimonio histórico y arquitectónico al abandono por tomar decisiones caprichosas que hacen inviable su uso y restauración, buscando probablemente dejarlos caer para especular con el suelo. Nuestro patrimonio, el de los arrecifeños, clama por soluciones y no por ocurrencias sin sentido que nos llevan, cada vez más, a un punto de no retorno en su recuperación.

Terrorismo es pisotear los intereses de los vecinos de los diseminados de nuestra ciudad buscando, como siempre, beneficiar a unos pocos en perjuicio de la mayoría.

Terrorismo es paralizar, con todas las artimañas a su alcance, el desarrollo de una pieza clave de suelo para Arrecife, como el Islote del Francés, condenando a los arrecifeños, como ya hicieran con Ginory, a pagar de nuestro bolsillo los caprichos y visiones de quienes solo han demostrado, cuando han tenido responsabilidades en la materia, quedarse en meros discursos vacíos.

Terrorismo sí, urbanístico y patrimonial, porque las políticas a las que algunos nos tienen ya acostumbrados en esta isla son auténticos atentados contra nuestra gente. Atentados contra el derecho a crecer y diversificarnos que tenemos como pueblo y, sin lugar a dudas, atentado contra la democracia, mintiendo a los que con su voto apoyaron en las urnas la idea de ordenar nuestro territorio y su desarrollo mediante las herramientas legales.

Porque sí, engañar a los ciudadanos es atentar contra la democracia y eso sin duda, y quiero dejarlo plasmado en estas líneas, es lo que ha venido haciendo el Partido Socialista de Lanzarote en estos tres años, bloqueando sin explicar por qué ni a beneficio de quién el Plan Insular, el Plan Supletorio, el Plan de la Geria o el traslado de las competencias en Costas. En definitiva, un ataque silencioso y sin armas contra nuestra gente y sus derechos.

Porque sí, y no tengo miedo de decirlo, APUESTO por el Plan Supletorio de Arrecife y por los arrecifeños, APUESTO por el Plan Insular de Lanzarote y los conejeros y APUESTO por todas aquellas herramientas legales que nos den seguridad para seguir avanzando como sociedad, aunque con ello los de siempre dejen de tener los bolsillos llenos.

Terrorismo y urbanismo patrimonial
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