Votar con los pies también es democrático

El texto que viene a continuación me parece muy oportuno para contextualizar las manifestaciones ciudadanas en contra de la participación del equipo ciclista de Israel en la Vuelta España.

Cuando la gente pacíficamente toma la calle, para hacerse oír, es porque quiere cambiar las políticas públicas. Y esta actuación es otra forma de democracia; la democracia de movilización que está cuestionando, sin querer suprimirla, la democracia representativa de los gobiernos, parlamentos y partidos políticos.

Así lo hizo el 15-M, manifestándose pacíficamente y en pro de más democracia. Para Eric Hobsbawm 'las marchas callejeras son votos con los pies que equivalen a los votos que depositamos en las urnas con las manos'. Y es así, porque los que se manifiestan eligen una opción, protestan contra algo y proponen alternativas. Una alternativa clara es la de acabar con el genocidio en Gaza. La acción colectiva en la calle, como acto de multitud o de construcción de un discurso, expresa una diferencia u oposición, muestra una identidad, y se transforma de lo particular a algo más general y cuando se mantiene en el tiempo se convierte en un movimiento social. La historia nos enseña que si en la sociedad democrática no se produjeran estas oleadas de movilización por causas justas no habría democratización, es decir, no habría la presión necesaria para hacer efectivos derechos reconocidos constitucionalmente, ni la fuerza e imaginación para crear otros nuevos". Todo esto les resulta difícil de entender a alguno de nuestros representantes políticos.

Con frecuencia, las sociedades se incomodan con los movimientos sociales y aún los consideran peligrosos y nocivos. Solo cuando triunfan reconocen sus bondades e integran sus conquistas a la cultura e institucionalidad vigentes. Ardua tarea, a veces se necesitan siglos para alcanzar algunos derechos: jornada laboral de 8 horas, descanso dominical, sufragio universal, igualdad entre hombre mujer. En definitiva, con movilizaciones se han civilizado y avanzado las sociedades que hoy conocemos como modernas y democráticas. Según Boaventura de Sousa Santos "Los momentos más creativos de la democracia rara vez ocurrieron en las sedes de los parlamentos". Ocurrieron en las calles, donde los ciudadanos indignados forzaron los cambios de régimen o la ampliación de las agendas políticas

Lo importante de estos movimientos –oposición al genocidio de Gaza- es precisamente que cuestionan la centralidad de la política institucional, que se oponen a la monopolización de la política por parte de políticos profesionales, y que afirman que la política es cosa de todos, lo cual también depende de los actos de cada uno de los ciudadanos, que el cambio lo hacemos nosotros y no los políticos, o, mejor dicho, no solamente ellos. Pues lo que plantean es que mientras para algunos la democracia representativa no funciona, para otros esta no basta. Ahora bien, no hay que subestimar la importancia de la democracia representativa y la política institucional. Pero esta es solo una parte de la democracia, no su único escenario. Está claro que la movilización en la calle-votar con los pies- es otra parte importante de este edificio de la democracia.