José Ángel Fernández se enfrenta a una pena de 31 años de cárcel.
AGENCIAS
El hombre juzgado este martes por asesinar a su madre e intentar matar a su padre mientras dormían, José Angel Fernández, se declaró culpable aunque aseguró que no lo recuerda, que lo más que ha querido en su vida es su madre y que su única visión es verlo todo "rojo", posiblemente por la sangre.
El acusado, quien se enfrenta a una petición de 31 años de cárcel, declaró en la Audiencia Provincial de Las Palmas que ha consumido cocaína durante veinte años y crack los cuatro anteriores al suceso, así como que su madre siempre intentó ayudarlo pero abandonaba voluntariamente los tratamientos.
"Mi madre era lo mejor que he tenido, soy consecuente con los actos que he cometido, pero lo más que quería era mi madre", dijo sobre Antonia Garrido, quien murió la madrugada del 30 de junio de 2004 con 53 años como consecuencia de las puñaladas que recibió.
"Daría mi vida ahora mismo" por dar marcha atrás, aseveró José Angel Garrido, quien explicó que siendo niño recibió tratamiento siquiátrico -por hiperactividad, según aclararon los forenses-, y que su carácter es agresivo.
El fiscal consideró probado que llegó aquella madrugada tras consumir droga, cogió un cuchillo de la cocina y apuñaló a sus padres con clara intención de matarlos con las agravantes de alevosía y parentesco y eximente parcial de intoxicación.
Su hermana, N.F., declaró por videoconferencia y entre lágrimas que aquella noche se despertó por los ruidos y sorprendió a su hermano con un cuchillo en las manos y sus padres de pie ensangrentados mientras intentaban poner la cama por medio.
"No sé, la verdad es que no sé lo que es", afirmó cuando fue preguntada si su hermano era drogadicto.
Explicó que el acusado le pidió que se encerrara en su habitación con su hijo y, posteriormente, que no llamara a la ambulancia sino a policía y, cuando los agentes llegaron, les rogó que lo detuvieran y obedeció todas las órdenes.
El fiscal agregó que la eximente de intoxicación no es plena, toda vez que no consumió tanta droga como para quedar inconsciente y en aquel momento "sabía lo que hacía".
Su padre, J.F., que también declaró por videoconferencia, insistió en que no sabía nada, que estaba dormido y despertó "rajado" en medio de un "charco de sangre", lo que a juicio del fiscal prueba su indefensión.
Los médicos forenses manifestaron que existía clara confrontación del acusado con el padre debido a la droga, pero no encuentran razón para explicar que descargara toda su violencia sobre su madre, y que la hipótesis probable, aunque no lo pudieron asegurar, era la intoxicación causada por el crack.
Aseguraron que el fiscal explicó bien su actitud tras el crimen al describir que actuó como un "zombi" cuando se vistió y esperó a la policía, pues son acciones que realizó de forma automática con un nivel de conciencia primario.
Asimismo, afirmaron que acepta que es el culpable del crimen por la lógica de los hechos y consideraron que no miente cuando afirma que no recuerda nada.
El acusado siente que se merece el castigo y seguramente asumirá la pena con sentimiento de liberación, concluyeron.
El Ministerio Fiscal elevó a definitivas sus conclusiones provisionales y mantuvo la acusación por tres delitos: asesinato, asesinato frustrado -pues el padre hubiera muerto de no haber sido atendido por los sanitarios-, y lesiones, ya que su hermana resultó herida al intentar quitarle el cuchillo.
Por ello, mantiene la petición de 31 años de prisión por el "brutal" crimen y pidió que se le prorrogara la prisión provisional, algo que también fue solicitado por su defensa porque el acusado es consciente de que sus circunstancias personales no van a cambiar, así como la libre absolución porque no era consciente de lo que hacía.