miércoles. 24.04.2024

FOTOS: DORY HERNÁNDEZ

Un instituto lleno de adolescentes correteando de un lado para otro. Ellas con lo último de Zara y ellos con las marcas deportivas de moda luciendo bien grandes. Es el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Zonzamas de Arrecife en pleno cambio de clase. El

que observa desde fuera empieza a hacerse algunas preguntas que le pueden llevar a concluir que la juventud es muy parecida en todas las generaciones, aunque ahora parece que hay mayor gusto por el cuidado de la imagen y una cierta superficialidad en todos sus movimientos. Esto al menos es lo que venden los sociólogos de la tele y los escandalosos reportajes sobre la crisis de valores que está viviendo cada vez con más intensidad la adolescencia.

Esperar a un chico que ha ganado un premio de poesía en medio de estos pensamientos comienza a hacerse extraño. ¿Como será? ¿Tímido y retraído, tal vez lleve gafas o sea el que saca las mejores notas en literatura?

Una vez más los prejuicios se estampan contra la realidad y Virgilio Adán Hernández aparece en el pasillo junto a la directora del instituto vistiendo un mono vaquero con los tirantes caídos y un diamante de plastico en cada oreja.

“Me gusta escribir para desahogarme cuando me siento triste y la poesía es mi musa”, comienza a presentarse esta joven promesa de la poesía.

Acaba de enterarse de que le han otorgado el primer premio del Certamen de Poesía Agustín Espinosa y parece haberlo asumido con naturalidad, aunque no disimula cierta sorpresa.

“Cualquiera podía haberlo ganado, yo siento igual que todo el mundo, sólo que me tomo la molestia de pasarlo al papel”. Embriaga la madurez que desprende en sus palabras un chico de 19 años que quiere ser ingeniero industrial y que usa la escritura como hobby y la poesía como medio de expresión.

Su inspiración, los sentimientos normales de un chico de su edad: el amor (confiesa que más bien el desamor) y el sentir cotidiano. Sus fuentes: el hip-hop y la lectura.

Una poesía urbana

“Vi el cartel un día en los paneles del instituto y decidí presentarme con el apoyo de uno de mis profesores”. Hasta ahora lo de la escritura era un secreto para la mayoría de los que le rodean y sólo sus padres y este profesor sabían de su afición.

“Prefería mantenerlo como algo de mi intimidad”, explica, aunque ahora sabe que sus compañeros y amigos se enterarán y asegura que “no le importa”.

Los que descubran lo que escribe Virgilio se encontrarán con una poesía que sigue una rima libre y que trata sobre los temas más urbanos. Es la tendencia de la cultura del hip hop y la lírica actual. Siguiendo esta corriente escribió los versos “Mamá soy toxicómano” y “Como desahogarte en un folio”, cada uno coincidente con el primero de los dos poemas que presentó al certamen.

Y es que este joven con nombre de poeta clásico es un claro ejemplo de cómo se expresa su generación. La lírica usada por el hip-hop atrae al alma del adolescente del siglo XXI y el propio Virgilio utiliza sus textos en el papel y frente a los micrófonos.

Además de la poesía dedica su tiempo a grabar algunas maquetas musicales de este estilo musical.

El resto de su tiempo libre hace lo que cualquier chico de su edad: sale con los amigos, navega por internet y se adapta al mundo de los adultos en el que está entrando de lleno, y a juzgar por su modo de observar lo que le rodea, lo está haciendo con muy buen pie.

Los Premios de Poesía y Narración Corta Agustín Espinosa

Con ejemplos como el de Virgilio queda claro que hay talentos juveniles a los que sacar partido. Sobre esta base se puede empezar a trabajar por cambiar los prejuicios sobre el vacío intelectual de la juventud.

Esta nueva visión tal vez transforme también la perspectiva de los que se dedican a diseñar las políticas para la adolescencia y los programas de ocio y diversión.

Parece que, "como toda la vida", buscan divertirse, pero parece también que, "como toda la vida", tienen inquietudes y se cuestionan por lo que les rodea.

Para darles la misma oportunidad que "toda la vida" se les ha dado a los jóvenes talentos de las artes de demostrar que saben expresar su visión renovada del mundo, los premios del XXII Concurso de Poesía y Narración Corta Agustín Espinosa reconocen a los mejores escritores juveniles de la Isla.

El IES Zonzamas tiene el orgullo de ser el centro escolar en el que han estudiado los dos últimos ganadores en el apartado de poesía, ya que el año pasado fue otro de sus alumnos, Alberto Santana Gutiérrez, el que se llevó el Premio de Poesía con “Febrero”.

Vicios

Mamá, soy toxicómano,

hace ya meses consumo letras,

me he convertido en la bala perdida

que encuentra la salida

en el rebaño autista.

La mentira que colorea tu garganta.

El protagonista de una película sin guión.

Mamá, soy toxicómano,

hace ya meses esnifo rimas.

Mamá, prueba un chute de tinta.

Poderosas palabras, yo os invoco,

ayudadme a traer aquí sentimiento

vacío de la experiencia gris.

En otra vida ,estando colocado,

me debí arrancar los ojos,

por eso ahora, lloro con los dedos.

Mamá soy alguien perverso,

me he dado cuenta de que

disfruto violando un verso,

veo damas de burdel

donde debería haber papel.

Maldita musa,

quédate invalida

o déjame salir del laberinto,

del averno eterno.

Mamá, perdóname he vuelto

a hacerlo, me he puesto ebrio

de libros, me sedujo el folio

otra vez acaricie las líneas

y abrí al libro de piernas.

“Siento igual que todo el mundo, sólo que yo me tomo la molestia de pasarlo a un papel”
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