Con los ojos llorosos y emocionada. Así llegaba a su isla, el paraíso, Noemí Merino, la concursante lanzaroteña expulsada este lunes en Gran Hermano.
La recibían en el aeropuerto de Guacimenta una veintena de familiares con pancartas que la acogieron al grito de “Creus”, una canción con la que Noemí dejó claro cómo bailan las conejeras.
“Bien, muy contenta de ver a la family, asustada por lo que venga pero dientes dientes”, comentaba en tono jocoso en alusión a Isabel Pantoja.
Confesó sentirse orgullosa de su paso por Gran Hermano y dijo que no se arrepentía absolutamente de nada.
Reconoció que lo primero que le apetece hacer es ir a la playa a surfear y aunque no dejó claro que Alessandro vaya a venir a Lanzarote, explicó que “cuanto más tarde mejor y que sea el último que en salir de la casa”.
Comentó que esperaba que el italiano ganara el concurso y si no puede ser él, Ary.
