martes. 19.03.2024

Este viernes se está despidiendo con una de esas noticias que este diario no querría publicar, el fallecimiento de un hombre increíble que ha abandonado este mundo de preguntas sin respuesta mucho antes de lo previsto. Santiago Navarro, uno de los mejores componentes de la lucha canaria que ha dado Lanzarote, empresario incansable, escritor en sus pocos ratos libres y gran amigo de este grupo de comunicación y de todos los que lo componen, ha fallecido en esta jornada a los 57 años de edad. Según la información que va llegando a raudales a esta  redacción por la enorme cantidad de amigos que Santiago deja huérfanos de su presencia física y de su eterna sonrisa, ha muerto por la tarde en su casa del barrio de Altavista, en Arrecife, en compañía de uno de sus hijos. Según narran los que han estado en contacto más estrecho con él, llevaba unos días sintiéndose mal, con dolores en el pecho, y finalmente su gigantesco corazón ha decidido, por razones que sólo saben allí donde va la gente buena como él, que ya no trabajaba más.

Con Santiago Navarro, un hombre muy joven para los tiempos que corren que nació en Tinajo en 1964, se marcha alguien muy importante para esta casa. No sólo porque fuera el responsable de todas sus telecomunicaciones, sino porque durante muchos años, en el poco tiempo que participó en política y poco después también, formó parte de las tertulias de Crónicas Radio-COPE Lanzarote. De hecho, formaba parte de un variopinto grupo en el que estaban y están todos los compañeros con los que compartió minutos de antena: Víctor Sanginés, Isabel Martinón, Joel Delgado, Cristóbal Olivero, Juan Antonio de la Hoz... Por eso y porque raro era el día que no se pasaba por la redacción, raro era el día que no hablaba con alguno de nosotros casi siempre en compañía de su amigo Carmelo, raro era el día que no participaba en alguna de las animadas charlas sobre las cosas que pasan en la Isla y sobre la forma en la que nuestros responsables públicos las afrontan, cuando las afrontan. Fue una persona crítica pero educada y respetuosa, poco capaz de hacerse más enemigos de los que uno no puede evitar y se tropieza casi siempre sin querer por este Valle de Lágrimas.  

Pero Santiago Navarro era mucho más que un fantástico conversador. Mientras dirigía su empresa, mientras procuraba estar al tanto de todo lo que necesitaban sus hijos, sacaba tiempo para su actual pasión, la escritura. En 2018 presentó su primera novela, “Movidos por la luz”, una obra que sorprendió a propios y a extraños y que mostró a las claras no sólo la tremenda imaginación que tenía sino su indiscutible talento para redactar de forma sencilla y directa cuestiones que no lo son. Ahora, después de haber publicado un segundo libro de cuentos infantiles, "Los cuentos del arcoíris", estaba a punto de publicar su gran obra, el libro de su vida, un laborioso trabajo sobre la Atlántida y sobre los misterios que rodean a la tierra que le vio nacer entre rocas de volcanes, Lanzarote. Decidió que fuera nuestra compañera Laura San José una de las primeras personas en leerlo. Le interesaba mucho su opinión. Laura lo hizo pronto, terminó el libro en un santiamén, y esta misma semana le comentó su parecer sobre una obra que seguramente verá la luz con su autor ya fallecido. Merecerá la pena que la gente sepa de lo que era capaz Santiago, de su indiscutible capacidad de trabajo. Estaba convencido de que su libro iba a generar debate, que iba a cabrear a algunos historiadores, pero que no pasaría desapercibido. Laura  está segura de que será así. 

 Amigos de la lucha canaria se han puesto en contacto con Crónicas para narrar lo buen luchador que fue en su juventud. Espaldas anchas, manos descomunales y unos brazos que parecían grúas le convirtieron en un rival difícil de tumbar. Así lo demostró en todos los equipos en los que estuvo, desde Tinajo a Arrecife, desde Teguise a San Bartolomé. Como en la vida, en el deporte también dio todo lo que tenía. No se dejó nada. 

Él mismo describió su vida de forma muy resumida en su primer libro: “Habiendo comenzado su vida profesional como electricista, muy pronto cambiaría los cables por la venta comercial. Estar encerrado en cuatro paredes por algún tiempo lo agobiaba, así que decidió tener un trato más fluido con la sociedad. Con el tiempo pasó de vendedor a gerente en varias empresas dedicadas al comercio en múltiples sectores. Escribe con la pasión encima de la mesa. Imagina historias de mundos imposibles que podrían ser posibles. Nos acompaña en la esperanza de una humanidad en donde la bondad sea asignatura obligatoria”.

Es una pérdida irreparable para mucha gente. Deja un hueco difícil de llenar, tal vez imposible de llenar. Que descanses en paz, buen amigo. Sabes que aquí, en este medio, te queríamos, te admirábamos y te respetábamos.

El velatorio será este sábado en el tanatorio de Tinajo y el entierro el domingo en el cementerio municipal.

Muere Santiago Navarro, luchador, empresario, escritor y amigo
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