Fotos: Dory Hernández
Hiuber Manuel es un joven de 24 años, diplomado en Auxiliar de Farmacia. Jabbari, de 27 años, recibió el pasado miércoles su título de Auxiliar de Geriatría. A los dos les une la ilusión y ambos han demostrado que les sobran ganas, constancias y valor. Hiuber y Jabbari, son dos de los catorce jóvenes que acudieron el miércoles a su graduación para recoger sus títulos, para mostrar que tan solo son presos dentro de las paredes de la prisión de Tahíche, porque dentro de sus cabezas y sueños les sobra la libertad y la fuerza.
Los cursos de auxiliar de geriatría, de farmacia y de clínica han sido tres de las propuestas del centro para el curso que terminó el pasado miércoles. Gracias al apoyo económico de la prisión, del Cabildo de Lanzarote y del Ayuntamiento capitalino y al esfuerzo de la ESACAN Lanzarote, los presos de Tachíche han podido hacer realidad sus sueños y ambiciones personales y profesionales. Estos chicos y chicas han logrado un título a pesar de la traba que supone el día a día de una cárcel y lo han afrontado desde la primera lección con gran interés y un alto rendimiento. Los representantes del Cabildo y del Ayuntamiento no dudaron ni un minuto y aseguraron que su ayuda, económica y moral, no ha hecho más que empezar. Hay ocasiones, como esta, en las que las ideologías y los “tira y afloja” políticos se desentienden de excusas e intereses y dan la talla.
Graduación estilo londinense
Se matricularon cerca de veinte personas, catorce de los cuáles terminaron. Pero el diploma era mucho más que un papel, es el reconocimiento de que todas estas personas apuestan por ellos mismos, algo imprescindible para “enfrentarse a la vida con la cabeza bien alta”, como expresó con emoción Emilia Peromo, concejal de Servicios Sociales en Arrecife.
Es por eso que la graduación del miércoles no fue una graduación más. Los propios alumnos prepararon sus trajes y el desarrollo del encuentro, estilo londinense. No faltó la directora de ESACA, ni representantes del Cabildo ni el teniente alcalde de Arrecife ni, por supuesto, los máximos impulsores cercanos: Emilia Peromo, los voluntarios y profesores y el subdirector del centro, Jose Luis Otaduy. Todos tuvieron palabras de ánimo y estímulo, todos coincidieron en señalar que en ese día sentían que su trabajo tenía sentido y merecía la pena y transmitieron a los jóvenes su enhorabuena su “aquí me tienen”.
A pesar de la ausencia de algunos alumnos y del director del centro, la jornada estuvo repleta de buenas noticias. Los chicos y chicas recibieron su diploma y Emilia Peromo les entregó un pequeño regalo que encerraba un gran mensaje: “no mires atrás, camina”. A continuación, y antes de lanzar sus togas a lo alto, ellos también quisieron obsequiar a todos los que les han apoyado y animado con regalos hechos con sus propias manos, flores y dulces y cariñosas palabras.
No miran atrás, caminan
Caminar. Y son muchos los caminos que quedan aún por recorrer cuando hablamos de cárcel. Porque las rejas, en nuestra sociedad y en teoría, son o deben ser sinónimo de reinserción, y no castigo. Porque hablamos de vidas, de personas, de futuro. Este ha sido un gran paso hacia delante, pero después está la calle, un mundo con el que estos jóvenes se reencontrarán más preparados en todos los sentidos porque ya se han demostrado muchas cosas a ellos mismos.
Y como en todo camino, las iniciativas y recorridos no deben pararse ni ser sólo uno. Por eso, en el centro penitenciario de Tahíche, y a pesar de sus carencias y problemas, luchan cada día por la preparación y apoyo de los presos. Vasijas, jarrones o cuadros, son algunos de los trabajos que realizan los internos en su estancia en la cárcel, a través de los talleres que desarrollan varias asociaciones. Las actividades sirven para que los presos puedan reintegrarse en la sociedad y el mayor apoyo lo reciben por parte de la Asociación Derechos y Justicia, compuesta por unas 50 personas que se encargan de realizar los diferentes talleres, entre los que se encuentran los de apoyo psicológico y deportivo y también de cultura general, carpintería, creatividad o español para extranjeros. Los talleres que imparte la asociación también van dirigidos a los familiares de los internos, con terapias familiares y psicológicas, todos pueden recibir información acerca de dónde acudir en caso de tener algún problema.
Trabajan con sus manos y reflejan sus inquietudes participando en cada curso y taller y proponiendo más actividades y eventos. Realizan lecturas de poemas, teatro, muestras de artesanía e incluso redactan su propia revista. Está claro que no están dispuestos a que la cárcel les gane el pulso.
Los baches de la cárcel
En el centro penitenciario de Tahíche cumplen sus penas más de 180 presos, una cifra que duplica con creces la capacidad de estas instalaciones, dotadas de tan sólo 79 celdas. La Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias y Asociación Derechos y Justicia llevan tiempo levantando su voz para exigir una solución al respecto y según el último informe que presentaron, el centro de Tahíche muestra una tasa de casi el 218,99%. En los últimos cinco meses, el número de internos ha aumentado, por lo que en 18 personas más, por lo que en cada celda conviven hasta el doble de internos de los que deberían.
Esta aglomeración de presos, sin embargo, no afecta a las mujeres, que son solamente seis y viven separadas de los hombres. Cinco de ellas se encuentran en régimen preventivo, es decir, esperando una sentencia del juez. La restante, aunque ya conoce la resolución de su caso, cumplirá lo que le queda de condena en el centro penitenciario de Lanzarote.
Pero las obras ya comenzaron y se prevé que los presos puedan estrenar el 2008 dentro de un espacio digno. Con la ampliación, la cárcel contará con dos módulos diferenciados con capacidad para unos 300 internos. Y es que este centro penitenciario ocupa, actualmente, el onceavo puesto en el ranking de las prisiones más hacinadas de España, según un informe de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias, ACAIP.
Pero centro penitenciario de Tahíche cuenta con otro bache más. La asociación de familiares de presos mantiene que los derechos de los internos se vulneran y los familiares se ven sometidos a una doble condena porque sus seres queridos tienen que cumplir su pena fuera de la Isla, provocando una dificultad extra para incorporarse al mercado laboral y a su vida personal cuando salen del centro. Además, desde la Asociación Derechos y Justicia denuncian que en muchos casos los presos no reciben la asistencia sanitaria que merecen. Pero la lucha y las reivindicaciones de presos, familiares y asociaciones no cesan en su empeño; el objetivo, que la solución de estos baches se convierta en otro primer gran paso hacia la libertad.