jueves. 18.04.2024

“Mamá, ¿por qué Noé no metió a todos los animales en su arca para salvarlos?

Porque no cabían cariño”.

Con esta sencilla metáfora quieren dejar claro en la protectora de animales SARA la situación en la que se encuentran sus instalaciones. Hay “oberbooking”. No pueden admitir ni un animal mal. Sin embargo, hay personas que no aceptan que les digan que no hay sitio para recoger a sus animales y muestran comportamientos más propios de las fieras que de seres humanos.

María Rivero es la portavoz de Sara y explica que “estamos muy cansados y sobre todo ahora, que con la proximidad del verano se volverá a producir un gran número de abandonos”.

Recuerda que SARA siempre está masificada pero que desde mayo hay cien animales por encima de sus posibilidades. Lo atribuyen a una mezcla de factores que han propiciado que haya gente que esté abandonando más a sus mascotas y que se haya llegado a una sobrepoblación de animales incontrolada. Con la crisis, se adoptan menos perros pero en opinión de Rivero, la principal causa de que SARA esté llena es la tenencia irresponsable, ya que ha habido una falta de previsión por parte de personas que compran o adoptan un animal y no han sido conscientes de que el cuidado de un perro es algo a largo plazo, no de un año o tres meses. La media es de diez o quince años; los plazos no los establecen las vacaciones de verano del dueño.

La portavoz del grupo no entiende la falta de empatía que demuestran algunas personas con la vida de otro ser, con el que han compartido media vida. “Ha venido a SARA gente con un perro con el que han vivido diez años y querían desprenderse de él porque ya estaba viejo y se iban tan frescos mientras el animal miraba cómo se marchaba su dueño”, recuerda.

En cuanto a la falta de responsabilidad por parte de las instituciones a la hora de investigar, denunciar y sancionar los maltratos animales, asevera que “una vez más queremos hacer hincapié en que hay que trabajar desde la prevención y por eso hacemos muchos talleres en los colegios y a día de hoy sólo nos han apoyado dos ayuntamientos”.

Explica que el Consistorio de Teguise está haciendo una labor muy buena en materia de animales, con la reforma de la ordenanza municipal, haciendo mejoras en la perrera o poniendo zonas de pipican para los excrementos en Costa Teguise. El Ayuntamiento de Arrecife ha subvencionado campañas de esterilización pero Rivero comenta que el resto de instituciones no se han implicado con este asunto. “No han hecho ni una llamada y esta materia es competencia del ámbito municipal y todos los ayuntamientos deben tener un censo en el que estén registrados los animales, deben tener un servicio de recogida de animales y sancionar su abandono, controlar los nacimientos con campañas de esterilización, hacer programas educativos, fomentar las adopciones y convertir las perreras en auténticos centros de acogida pero no lo hacen”, comenta.

Perros de caza en condiciones infrahumanas

Las denuncias ante un maltrato animal siguen siendo una de las asignaturas pendientes de la población, sobre todo en los núcleos pequeños, en los que los vecinos no quieren tener problemas si se les identifica como denunciantes.

Rivero quiere llamar la atención de la población sobre la situación de algunos perros de caza en la isla. “Los tienen atados a cuatro o cinco animales con una cuerda muy corta con la que llegan a estrangularse si quieren agua o a un perro en mitad del campo, atado en medio de la nada debajo de la solajera”, comenta.

Lista de espera

El hecho de que la protectora esté sobredimensionada acarrea numerosas consecuencias negativas que pueden ir desde la proliferación de plagas a peleas entre perros hacinados. Esto supone también que el personal que trabaja en el centro se vea desbordado ya que sólo hay 6 personas para 300 animales y que se vayan generando unos gastos que apenas pueden cubrir gracias a lo que recogen en los ventorrillos, la venta de calendarios y otros iniciativas que suelen llevar a cabo. En estos casos, la ayuda de los numerosos voluntarios que acuden al centro es indispensable y los responsables no se cansan de alabar la función de todas estas personas que bien sacan a pasear a los animales o se los llevan a sus propios hogares, cuando necesitan unos cuidados específicos.

Lo que muchas personas desconocen es que hay una lista de espera para poder acoger a las mascotas y que va en función del tipo de perro del que se trate o el estado del propio animal, entre otras cuestiones. “A veces viene una persona a quejarse porque no quisimos quedarnos con su pitbull y sí acogimos a un caniche de su vecina, sin darse cuenta de que, por ejemplo, tenemos zonas dedicadas a los cachorros y no es lo mismo que entre uno a que entre un macho adulto agresivo que se puede pelear con el resto de animales”, comenta.

Y lo más triste es lo que los trabajadores de la protectora han llegado a soportar. “Nos amenazan como si nosotros fuéramos los culpables, cuando vemos que algunas personas nos ponen todo tipo de excusas para deshacerse de sus mascotas”, explica y dice irónicamente que “las consultas de los alergólogos deben de estar llenas en Lanzarote porque a todo el mundo le entra alergia después de un tiempo con el perro en casa”. Otro de los argumentos más socorridos es que los dueños se cambian de piso y en el nuevo no les dejan tener mascotas pero “curiosamente, la culpa es nuestra porque les decimos que no tenemos hueco”.

El chantaje emocional tipo “como no me lo cojan, lo dejo en la carretera para que lo atropelle un coche o lo llevo a ‘eutanasiar’ y que el veterinario me lo mate” también se produce con frecuencia. Se lamenta de que estos desaprensivos saben que no lo van a permitir y se van a salir con la suya.

El despropósito llega al punto de llegar a arrojar a los perros por los muros de la protectora. María lo sabe bien porque Cervantes, su mascota, fue una de las víctimas de estos actos crueles.

Para María, ampliar supondría dar más cabida a mascotas y que haya personas que piensen que se pueden dejar allí más animales abandonados. Por eso, apuesta por mejorar lo que ya hay, poniendo más zonas de sombra, sobre todo para estos días de calor.

El arca de SARA está llena
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