El agua de abasto de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria contiene un nivel de boro “superior” al permitido por Unión Europea. Por ello, el Ayuntamiento dice que ha “exigido” a Emalsa que subsane los errores y que ha informado al Servicio Canario de Salud, para que analice la potabilidad del agua. Aunque solicita “cautela” porque el boro sólo es peligroso si se beben 4.200 litros al día.
La Unión Europea limita por Decreto la cantidad de boro en el agua para el consumo a un miligramo por litro y el alcalde de la ciudad, Jerónimo Saavedra, también presidente del Consejo de Administración de Emalsa y el concejal de ordenación del Territorio, Vivienda y Desarrollo Sostenible, Néstor Hernández, estiman que en la actualidad el agua de abastos de la ciudad, que producen las desaladoras, contiene un 1,2 miligramos de boro por litro.
El problema radica en el “mal” funcionamiento de las membranas de los módulos de desalación de la capital, que filtran el boro que proviene del mar. Hernández concreta que en la actualidad existen diez módulos, de los que dos “dan más problemas”, justo estos dos módulos son los de Isolux, que el gobierno municipal popular mandó instalar en el año 2003.
En cualquier caso, se trata de un problema generalizado que afecta a los 80.000 metros cúbicos de agua desalada que se produce cada día, de los que 15.000 metros cúbicos corresponderían a los módulos de Isolux.
Arreglar el problema de las membranas tiene un coste de cerca de 1,5 millones de euros, según los cálculos de Hernández.