viernes. 29.03.2024

Fotos: Jose Curbelo

La tercera no es la vencida. Y no hay más que darse una vuelta por la sala municipal de exposiciones El Charco de San Ginés, junto a la conocida laguna capitalina, para comprobar que el colectivo de la Tercera Edad tiene mucho que enseñar en este sentido. En su tercera juventud, los miembros de la Aula Cultural de la Tercera Edad de Arrecife, adscrita al área de Servicios Sociales del Ayuntamiento capitalino, se convierten en verdaderos creadores para deleitar con su trabajo a quien decida comprobar de primera mano que nunca es tarde para dejarse seducir por la pintura. Durante todo el curso han estado trabajando duramente en el aprendizaje de nuevas técnicas disciplinares (dibujo, grabados, telares y otras manualidades) que ahora exponen en la citada sala arrecifeña. La muestra está compuesta por casi medio centenar de artículos, entre cuadros, tapetes, calados, alfombras, bandejas, lámparas y acuarelas. La temática general del trabajo es variada y se pueden encontrar ejemplos de obras que recogen momentos de la vida cotidiana, paisajes naturales o autorretratos en diferentes texturas y niveles. En definitiva, un amplio abanico de opciones que aportan una gran dosis de inspiración a cualquiera que los contemple a la vez que abre la creatividad del visitante. En este sentido, se reconocen pinturas y dibujos con representaciones como rosas, orquídeas, volcanes, aves, bodegones, caballos o playas. Eso sí, todas con un común denominador: el esfuerzo realizado por sus autores, en su mayoría mujeres, no en vano la muestra es fruto del trabajo realizado por estos mayores.

La mayor parte de las ilustraciones que proponen estos “artistas” están plagadas de llamativos colores y formas, símbolo de la alegría que derrochan sus creadores a pesar de sus años avanzados. El taller de pintura del Aula Cultural de la Tercera Edad de Arrecife no es nuevo en la ciudad y se consolida con el paso de los años como una verdadera alternativa para este sector de la sociedad isleña. La exposición que se exhibe en el Charco de San Ginés es la prueba más evidente de lo activos que se encuentran nuestros abuelos y abuelas, así como de la necesidad de mantener abierto un taller que se convierte al mismo tiempo en vía de escape ante la llegada de los años.

Artistas por méritos propios
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