La selección española, que selló el pase al mundial de Rusia el octubre pasado, llega a la cita más importante de todas con los galones de favorita, junto con Brasil y Alemania, y sobre todo con la etiqueta del equipo que mejor juega entre todos los participantes. Tras haber aplastado a Italia en el grupo de clasificación y haber demolido a Argentina en el último amistoso con un contundente 6 a 1 en el Wanda Metropolitano, los hombres entrenados por Julen Lopetegui llegan entonces al país euroasiático como una de las principales sensaciones del torneo. Tras el increíble fracaso del mundial de Brasil 2014, en el que no pudo ni pasar de fase de grupos, la Roja tiene ahora la obligación de corroborar su fama de equipo artístico pero también contundente, e irá a por todas en la competición mundial.
En la fase de transición después de Del Bosque, Lopetegui ha querido apostar por una mezcla adecuada entre los jóvenes que se asoman a la élite y los veteranos que aportan experiencia y solvencia en los momentos claves. Entonces, con la promoción definitiva de elementos como Thiago Alcántara e Isco entre los titulares y la gran apuesta de Marco Asensio como principal revulsivo, el técnico vasco ha decidido no prescindir de algunos pilares, sobre todo después de la salida de Xavi Hernándenz, el gran equilibrador del juego español. Basado en el toque continuo del balón, en la posesión como primer recurso y en las asociaciones en los espacios, el juego de España no puede no pasar por los pies de Sergio Busquets, el pivote alrededor del que se desarrolla el juego. Sin embargo, los estandartes del juego ofensivo de la roja son dos: Andrés Iniesta y David Silva. Ambos titulares indiscutibles desde la Eurocopa de 2008, que fue el principio de todo para la gloria del fútbol español, son los enganches necesarios entre el centro del campo y el ataque, además de los principales creadores de situaciones ofensivas. Capaces también de defender y muy ordenados tácticamente, son el uno el espejo del otro: el manchego es diestro y empieza sus acciones desde el costado izquierdo, mientras que el canario es zurdo y engancha desde la derecha.
Así las cosas, está claro que la intención de Lopetegui es hacer hincapié en estos dos para poder crear el máximo número de ocasiones ofensivas. A sabiendas de que Iniesta se retirará de la selección después del mundial y de que Silva ya tiene 32 años, éste podría ser el último torneo mundialista para ambos. Desde un lugar aislado en la Mancha y desde el puerto de Arguineguín, estos dos genios y referentes del fútbol español darán magia juntos para el espectáculo y, talvez, para la gloria de una tradición de fútbol indomable.