Eduardo Álvarez
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, gracias al follón armado por nuestros políticos sobre el espinoso asunto de Inalsa, me gustaría hacer unas reflexiones sobre las responsabilidades de las que todo el mundo escapa y que sin embargo todos son responsables.
Achacar la falta de previsión, falta de gestión, falta de calificación a una persona como Doña Plácida Guerra me parece, no sólo injusto sino que además es temerario y que en el fondo sólo denota una absoluta falta de responsabilidad publica de nuestros gobernantes.
Desde hace muchos años, en Lanzarote todos sabemos, mal que bien, que Doña Plácida Guerra no es más que un títere colocado en un puesto vital por la única persona con capacidad suficiente para hacer que cualquier político de esta Isla demuestre continuamente su ineficacia al mando de la nave conejera: Don Dimas Martín.
Desde hace mucho años, sabemos, mal que bien, que Doña Plácida Guerra es incapaz de mover un cenicero de la sede de Inalsa sin recibir la autorización pertinente de su jefe de filas.
Por estas razones, más o menos creíbles, culpar a Doña Placida Guerra de este desaguisado en el que se ha convertido Inalsa es poco menos que una burla a la inteligencia de los ciudadanos conejeros, acostumbrados, por otra parte, a creerse todo lo que les llegue de las alturas políticas insulares.
El verdadero culpable de lo que pasa en esta Isla, contrariamente a lo que este comentario pueda parecer, tampoco es Don Dimas Martín. Lo único que le achaco a Don Dimas es la lamentable herencia política que nos ha dejado, personificada en una serie de inútiles e incompetentes cuyo único éxito ha sido el saber cobrar y guardar la compra y en caso de follón, cargar contra quien les dio la vida (política se entiende).
Un general solo no inicia una guerra si no está respaldado por toda una cohorte de subalternos con mando intermedio. Si Don Dimas es lo que es y esta donde esta, para su desgracia, es solamente producto de no haber sabido realizar una buena selección de personal. Es cierto que buena parte de culpa de esta mala selección es solamente suya. Desde luego sus razones habrá tenido para rodearse de tanto incompetente.
Después de estas reflexiones, a mi no me queda ninguna duda de quien es el verdadero responsable de lo que nos pasa y no sólo en Inalsa. EL PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL con sede en Lanzarote.
De todo lo que he comentado los socialistas conejeros estaban tan al tanto como lo estoy yo o ustedes. No me considero tan iluminado como para creer que esta apreciación de Doña Plácida y de Don Dimas sea cosecha mía y yo sea el único que se haya dado cuenta de ello.
¿Y por qué digo que el PSOE es el único culpable? Muy sencillo, porque a sabiendas de que esto es así, que Plácida es solamente un títere, ha venido sistemáticamente pactando acuerdos de gobierno con el PIL en los últimos años (unos 15 creo), dejándole a esta formación áreas tan importantes como la que nos ocupa y otras de similar calado, solamente a cambio de la poltrona gubernamental para el más nefasto de nuestros políticos insulares: Don Enrique Pérez Parrilla. Y vaya por delante mi respeto como persona que no como político.
¿En una empresa privada quién es más responsable el que contrata a un inútil sabiendo que lo es o el inútil contratado? La respuesta es clara.
En Lanzarote S.L. y no digo S.A. porque de anónima no tiene nada, el PSOE no ha tenido ningún tipo de reparo ni vergüenza en contratar a los inútiles políticos que el PIL le ponía a su alcance con el fin de garantizarse unos puestos laborales con unos sueldo que ni en sueños podían pensar en conseguir de otra forma, y de paso utilizar estos puestos políticos para llevar a Lanzarote S.L. a una ruina que ríete tu de RUMASA. Claro que estos inútiles los contrataba cuando Don Dimas, por circunstancias, no estaba al mando de la nave.
Por esto, cuando oigo a los nuevos generales y coroneles políticos socialistas echar continuamente balones fuera en asuntos como los de Inalsa, Centros Turísticos, Patronato, etc, me entran unas ganas inmensas, no sé si de reír o de llorar amargamente.
Y lo malo de todo no es esto sólo, sino que cada cuatro años los conejeros volvemos a caer en el mismo agujero y ratificamos en las elecciones a los mismos personajes que año tras año se empeñan en demostrarnos su profunda incompetencia y además, y lo que es todavía mas grave y serio, su prepotencia incompetente.
Y cuidado, que de todo este lío no se salva ni el apuntador ya que los ya comentados por acción, y el resto de los que nos han gobernado en el Cabildo por omisión, son responsables de la ruina que ha caído en Lanzarote. Porque en el fondo, de una forma o de otra todos han pasado por allí aunque alguno no quiera reconocerlo y se hace pasar por nuevo.
Creo que he hablado suficientemente claro, aunque mucho me temo que esto no sirva para remover ninguna conciencia que no este ya removida.
