Yonathan y la Feria de los Despropósitos
Permítanme un suspiro largo y teatral antes de empezar. Porque esto, lo de Arrecife, lo de Yonathan de León y su pequeña fiestita de medio millón de euros, da para drama griego, pero sin talento, sin coro y con una puesta en escena que huele más a despilfarro de presupuesto que a rebujito.
Resulta que nuestro querido alcalde —un hombre al que, al parecer, le chiflan los farolillos más que los faroles que se suelta en campaña— ha decidido que lo que realmente necesitaba la ciudad no era vivienda digna, ni calles sin inundar, ni apoyo a los clubes deportivos locales (que están mendigando subvenciones como si fueran caramelos en carnaval), sino... ¡una Feria de Abril! Ole tú, Yonathan. Qué visión de futuro, qué don de prioridades. Qué arte, hijo.
Más de 550.000 euros. En una feria. En Lanzarote. Que no es Sevilla, ni Triana, ni siquiera Matalascañas. ¿A quién se le ocurre montar semejante teatrillo andaluz en medio del Atlántico? Pues al alcalde de Arrecife, claro. Porque cuando uno gobierna una ciudad con serios problemas de vivienda, infraestructuras que dan pena y servicios sociales cojeando por todos lados, lo lógico es gastarse medio millón en casetas, caballos y Grupo Raya. Lo que viene siendo la gestión con sentido común, versión "olé mi niño".
Y lo mejor no es el gasto. Lo mejor es que duró 24 horas. O sea, que ni el amor en la playa te sale tan caro. A razón de 23.000 euros por hora, uno se pregunta si en vez de una feria no fue un agujero negro donde desaparecieron nuestros impuestos, nuestras esperanzas y cualquier atisbo de cordura presupuestaria.
Eso sí, nos dirán que acudieron 25.000 personas, que fue un éxito, que “la gente estaba feliz”. Claro, con medio millón en fiesta, yo también te bailo sevillanas con una sonrisa que ni la del Joker. Pero la felicidad colectiva no puede pagarse a golpe de cheque sin mirar el contexto. ¿Dónde están los pisos públicos prometidos? ¿Dónde el apoyo a los jóvenes que no pueden independizarse, a los mayores que viven solos, a los clubes que entrenan con balones rotos y duchas sin agua caliente?
Esto no es política, es feriática aguda. Una enfermedad muy típica de los que confunden gobernar con producir realities de Instagram.
Querido Yonathan, menos tablao y más tabiques, que a este paso la única caseta que vamos a tener será una de campaña... pero de refugiados.