jueves. 30.10.2025

Tauromaquia: la nostalgia de un PP que aún no se ha enterado de dónde vive

Hay cosas que uno pensaba que ya estaban superadas. Como los SMS, los tonos polifónicos y, por supuesto, la tauromaquia. Pero no: el Partido Popular ha decidido resucitar un cadáver cultural, desempolvar la vergüenza ajena y pedir que se reconozca la tauromaquia como patrimonio cultural.
En Lanzarote. En Canarias. Donde las corridas de toros se prohibieron en 1991, por si se les había olvidado.

Sí, 1991. Mientras en la península aún debatían si matar un animal en público era arte o barbarie, aquí en las islas ya teníamos claro que el maltrato no es cultura. Los canarios llevamos más de tres décadas adelantados a ese debate. En esta tierra no se aplaude el sufrimiento ni se viste de luces para torturar a un animal. Lo siento, PP, pero la “fiesta nacional” nunca cuajó entre plataneras, volcanes y mares de lava. Aquí la fiesta se celebra con timple, romería y vino de malvasía, no con sangre en la arena.

Y lo peor no es que pidan algo tan anacrónico, sino el intento de venderlo como “tradición”. Tradición es el gofio, la lucha canaria, el salto del pastor o los ranchos de ánimas. Tradición es cuidar la tierra, no perforarla. Tradición es el respeto, no el espectáculo de la crueldad.

Queridos populares: Canarias ya dio su lección hace 34 años. Y fue una lección de ética, empatía y modernidad. La población canaria rechazó las corridas no por moda, sino por convicción. Porque somos un pueblo que sabe lo que significa ser tratado como inferior y que no necesita reafirmarse haciendo sufrir a quien no puede defenderse.

Así que, por favor, si quieren hablar de patrimonio cultural, empiecen por conocer el suyo. Lean un poquito, hagan memoria y, sobre todo, entiendan que el futuro no se construye mirando al ruedo, sino al mundo que queremos dejar.

Y si tanto les gusta ver cómo alguien se enfrenta a un toro, háganlo metafóricamente: enfréntense a la realidad.

Porque aquí, en Canarias, los toros solo existen en los cuentos y en las metáforas. Y gracias a eso, dormimos más tranquilos.

 

Tauromaquia: la nostalgia de un PP que aún no se ha enterado de dónde vive