Coalición Canaria: la derecha con disfraz de romería
David Toledo se pregunta en alto, con tono grave, por qué están saliendo tantos partidos insularistas. Qué ha hecho mal Coalición Canaria para que no quieran estar bajo su paraguas.
¿En serio, David? ¿Ahora te preguntas eso? Es como si un pirómano preguntara por qué hay incendios en la isla.
Coalición Canaria lleva años funcionando como el telonero del Partido Popular, pactando con ellos en gobiernos autonómicos, cabildos y ayuntamientos como quien renueva el contrato de telefonía: sin leérselo, pero con permanencia. Y ahora que muchos votantes y exmilitantes les dan la espalda, no es autocrítica lo que ofrecen, sino nostalgia. Un llanto de cocodrilo con cargo público.
CC, ese nacionalismo de cartón piedra
Mientras Coalición Canaria dice defender Canarias, entrega la gobernabilidad a la derecha más rancia y centralista sin despeinarse. Pacta con el PP hasta en la sopa, y donde no llega el PP, abre la puerta a Vox como si fueran primos lejanos con traje nuevo.
Pero claro, cuando los partidos insularistas deciden caminar por libre —por dignidad, por coherencia, por salud mental política—, entonces David Toledo se pregunta qué han hecho mal.
Spoiler: todo.
Un historial que ni en la sección de true crime
Si hablamos de la herencia de Coalición Canaria, hay que ponerse guantes de látex. Hablamos del partido de Las Teresitas, del Mamotreto, de la venta de suelo público, de los negocios con clínicas privadas, del urbanismo como alfombra roja para promotores, y de una visión clientelar del poder que haría palidecer a una república bananera.
Y ahora vienen con discurso de unidad, de nacionalismo, de “paraguas”.
Miren, señores de CC: la gente se está mojando hace años con su paraguas agujereado. Y lo peor es que ustedes lo sabían.
Coalición Canaria no une. Coloniza.
Los partidos insularistas no se van porque sean desleales. Se van porque CC los absorbe, los neutraliza y los tira cuando ya no sirven. Como pasó con el PNC. Como pasó con las bases que intentaban oxigenar un partido viciado. No hay democracia interna, ni renovación ideológica: hay supervivencia política y sillones.
Toledo no quiere unidad nacionalista. Quiere monopolio. Que todo lo que huela a canariedad pase por su despacho. Como si el archipiélago fuera un cortijo con bandera tricolor.
Epílogo innecesario, pero necesario:
Lo de CC no es nacionalismo.
Es marketing de salón.
Es la versión canaria del PP con acento y folclore.
Y al final, como siempre he dicho:
Coalición Canaria es el PP con un timple.