Por Nauzet, ciudadano con nariz y memoria
Qué curioso. En Arrecife huele a basura… y no es solo literal. Aunque, claro, con una huelga indefinida de recogida de residuos anunciada para el 5 de junio, lo literal va a convertirse en paisaje: bolsas fermentando al sol, ratas desfilando con más organización que el propio Ayuntamiento, y turistas confundiendo el casco viejo con un vertedero bohemio.
Y mientras tanto, ¿el alcalde qué hace? Pues eso: lo de siempre. Nada útil. O mejor dicho: preparar fuegos artificiales, contratar una orquesta y ponerle purpurina al desastre. Porque, señoras y señores, ya verán cómo en cuanto empiece a oler mal la cosa (y no solo figuradamente), saldrán las fiestas populares, las verbenas, los conciertos pagados a precio de oro y una rueda de prensa con sonrisa forzada incluida. ¡Tachán! Bienvenidos al circo de Arrecife, donde si algo apesta, lo tapamos con reguetón y papas arrugadas.
¿Que los trabajadores llevan desde diciembre esperando que se cumpla un preacuerdo? Bah. ¿Que la ciudad se hunde en un lodazal de incompetencia política? ¡Qué más da! Si total, siempre hay algún influencer local dispuesto a sacarse una selfie delante del camión de basura y decir que “esto también es parte de nuestra esencia canaria”.
El alcalde, por supuesto, alegará que “están trabajando en ello”, esa frase mágica que significa exactamente lo contrario: que nadie tiene ni pajolera idea de cómo solucionar el conflicto con Urbaser, ni la menor intención de sentarse a negociar con seriedad. Pero eso sí: ya verán cómo no faltará dinero para traer a la orquesta que está de moda. Porque aquí el problema no es la basura. Es el maquillaje.
Querido alcalde: no subestime usted nuestra inteligencia. Ya no cuela. Podrá disfrazar la ciudad con luces y festivales, pero hay algo que no se puede tapar con confeti: el olor del desgobierno.
Y le aviso desde ya: la gente empieza a oler no solo la basura, sino también la tomadura de pelo.