Jesucristo Superstar, el eco de una juventud de Titerroy que cautivó y que aún hoy canta

Participantes de la representación de Jesucristo Superstar.

Corría el año 1977 en Titerroy, un barrio humilde de Arrecife pero lleno de alma, donde los niños soñaban a lo grande entre calles polvorientas, radios de pilas y muchas ganas de crear. Fue entonces cuando dos almas inquietas, Lorenzo Lemaur y Falo Allí, tuvieron una idea descabellada para aquel entonces: montar la obra Jesucristo Superstar y llevarla, sin complejos y todo descaro, por toda Lanzarote.

Nadie creía que algo tan ambicioso pudiera salir adelante. Pero bastaron unos cuantos ensayos en el Salón Cultural de Santa Coloma y la ilusión de un numeroso grupo de niños y jóvenes que no sabían de límites para que el sueño comenzara a tomar forma.

Ahí estaban Rosi Rodríguez, Ofelia Farray que era Magdalena y sus hermanos Pilar y Loli, Lola Lasso, Macarena García, Marisol Tavío y Giorgina Álvarez, Paco Lemaur, Richard Tavío, Jesús Barrios, Julito Méndez que fue Jesucristo, César Curbelo que era Judas y su hermano Javier haciendo de Caifás, José Domingo Morera y Blas Trujillo que hicieron de Pilatos, José Antonio Lasso Tabares que interpretó todo los papeles incluido Jesús, Juanillo y Apa que fueron Herodes.

Salomé Hernández, Leonor Betancort, David Robayna, las hermanas Luzmari, Remi y Lorena Gutiérrez, Javier el Trujo, y un ejército de soldados con sus cascos de obrero y armados con escopetas de balines. Tino Noda, Richard Tavío, Emilio de Páiz y Mon García entre ellos.

También, Juan Cabrera, Juanita Armas, María Rosa, Míriam y Loreti Padrón, Soli Rodríguez, Elsa, Nieves Toledo, Macu Méndez y sus hermanos Jaci y Richard, Teri, las hermanas Elena y Maite Rodríguez, Sally Quintero. 

Un gran equipo técnico y de atrezzo con Gerardo Saavedra, Goyo García, Jeromín González y Luci Eugenio, entre otros. Y tantos otros cuyos nombres se escapan entre los susurros del tiempo, pero que dejaron su huella en cada gesto escénico y paso de baile.

Todo ello sobre escenarios improvisados, con lo poco de que disponían, en las trece actuaciones realizadas entre agosto de 1977 y abril de 1980.

Con vestuarios cosidos a mano, decorados a base de cajones y con la cruz de madera, recorrieron los pueblos de Lanzarote, llevando con ellos no solo la obra de Jesucristo Superstar, sino el espíritu joven e irreverente de un barrio humilde.

Aunque actuaban en playback, para quienes les veían cantaban de verdad y actuaban como profesionales. Mientras, como chiquillos que eran, reían entre bambalinas y, sin saberlo, estaban creando una historia que más de 45 años después seguiría latiendo.

El tiempo pasó. Las vidas tomaron rumbos diferentes. Algunos se marcharon, otros se han quedado. Pero lo que nunca ha desaparecido es el lazo invisible que los unía: la memoria compartida de aquella aventura artística y humana.

Este pasado sábado, a pesar del calor y la alerta naranja, tantos años después, el alma de aquel fenómeno social volvió a encontrarse. En el encuentro, entre recuerdos, se juntaron risas, abrazos y lágrimas contenidas. No faltó la música ni los recuerdos que brotaban espontáneamente: “¿Te acuerdas cuando....?”, “¡Y cuando Morera...!”, “¿... y de cuando fuimos a Haria que...?”

Y como si el tiempo no hubiera pasado, volvieron a poner las canciones de la obra, improvisando los bailes que tanto escenificaron de manera brillante. Con ellos, todas y todos comenzaron a moverse, a bailar, como si aún fueran aquellos niños de Titerroy. El cuerpo quizás algo más cansado, pero el alma…, el alma estaba intacta.

Porque Jesucristo Superstar no fue solo una obra. Fue una época. Una familia. Un símbolo de lo que se puede lograr cuando los corazones laten juntos.

Y así, entre canciones y carcajadas, cerraron la tarde con una promesa silenciosa: seguir reuniéndose, seguir recordando, volver a poner la obra en un escenario y nunca dejar morir esa llama que una vez encendieron juntos.

Allí, en una luz que no venía de los focos, sino del amor eterno, estaban tambien ellos: Juanillo, Gerardo, José Ramón, Juan Adón, Juanita, Javier el Trujo y Remi Gutiérrez, que aunque ya no caminan sobre la tierra, sus pasos aún resuenan en los corazones de quienes sí lo hacen.

IDEA Y ARGUMENTO de la integrante más joven de Jesucristo Superstar.