Me doy cuenta, desde los niños en la escuela, que reclaman cosas materiales , observando en muchos momentos del día, sus caras tristes, lo mismo lo traspaso a los adultos, se tiende a ver quien compra lo más caro y yo voy a superarlo aún más. Creo que lo mejor que puede regalarte una persona, es la estabilidad emocional, y que no dañen nuestra salud mental.
El psicólogo Robert Pluchik propone 8 clases de emociones básicas, las cuales, según él, son fundamentales para subsistencia humana; la aceptación, la alegría, la esperanza, el disgusto, la tristeza, el temor, la sorpresa y la ira, y la más fuerte de todas, es el temor.
En mis estudios de psicología, algo que me es muy interesante, para conocer al ser humano, leí que la mayoría de los sentimientos, se localizan en la cabeza menos, la felicidad y el amor que recorren todo nuestro cuerpo, de ahí viene la somatización y la enfermedad, cuando no somos felices.
Ahora hago especial hincapié en los niños, parte de mi trabajo. Casualmente hace muy poco un alumno me vino a mi mesa y me dijo que no que estaba muy triste a lo que le pregunté que por qué tenía esa tristeza y me dijo bueno porque en mi casa son muy negativos y pesimistas y yo me acostumbré a serlo, un niño que realmente tiene todo tipo de artilugios en cuanto a las nuevas tecnologías. Me da mucho que pensar, y en qué nos estamos equivocando. Es cuestión de reflexionar y de darás calidad de tiempo a nuestros niños, aunque nos parezca, que son felices, con regalos materiales, quizá si le preguntáramos si prefiere ese regalo carísimo o ir a pescar, nos sorprendería la respuesta.
Lo más fácil no es lo más efectivo. Con esa calidad, se generan aprendizajes mutuos, ellos aprenden de nosotros y nosotros de ellos. Llevo tiempo observando esas miradas y cuando reclaman un abrazo, de nosotros. Cada vez es más importante el tema emocional, sería muy conveniente trabajar desde la escuela, que ya lo hacemos y desde casa, la gran importancia de escucharlos,
Manejar mal nuestras emociones, la ansiedad, preocuparnos por todo, marca y marcará mucho, a los niños y a los adultos.
Pongamos el freno y paremos, nos llevaríamos muchas sorpresas, al comprobar lo fácil que puede ser todo, y lo difícil que lo hacemos. Hay que conseguir ver niños felices, que tengan una infancia hermosa, no niños que con 8 años, tengan dolores de cabeza y de estómago a diario. Ayudémosles a canalizar las emociones y a partir de ahí, los resultados académicos pueden ser otros. Estamos empezando la casa por el piso más alto.
Es mi humilde reflexión y a la vez preocupación por lo que veo. Más abrazos, menos enfermedades del alma.
La enfermedad del alma aparece, pues, cuando hay un conflicto o discordancia entre las partes racionales y las irracionales del alma.
Regalemos dosis de amor para evitar comprar pastillas para el alma.