sábado. 02.08.2025

¿Puede el PSOE recuperarse de sus escándalos? ¿Y Vox subir gracias a su "limpieza"?

Nota. He escrito este artículo con los datos políticos que la IA de ChatGTP me proporcionó.

Digo: Los recientes escándalos de corrupción que salpican al PSOE, sumados al caso que ahora afecta al exministro de Hacienda Cristóbal Montoro (PP), han reavivado en la opinión pública una vieja pregunta: ¿puede recuperarse un partido político tras verse envuelto en casos de corrupción? ¿Y puede Vox capitalizar esta situación como el único partido sin dirigentes investigados?

1.    El PSOE y el “daño controlado”. A pesar del descrédito que generan los escándalos, la historia política española demuestra que ningún caso de corrupción ha hundido de forma definitiva a grandes partidos políticos. El PSOE, con su maquinaria electoral consolidada, presencia territorial y apoyo mediático en muchos sectores, todvía tiene capacidad de reacción.

La clave está en cómo gestione el relato. Si consigue que la opinión pública perciba estos escándalos como casos aislados o del pasado, podrá mitigar el desgaste. Además, el viejo recurso del “y tú más” sigue funcionando: al saltar también casos en el PP, como el de Montoro, muchos ciudadanos tienden a relativizar y asumir que “todos roban y que todos son manipuladores y corruptos”.

Por otra parte, el PSOE podría beneficiarse del voto útil de la izquierda, sobre todo si el electorado percibe que es la única barrera ante una posible coalición de PP y Vox.

2.    El PP y el lastre de su pasado. Que el caso Montoro resurja ahora no es un simple dato anecdótico. Aunque el exministro ya no tenga protagonismo político, su implicación recuerda a muchos votantes que la corrupción en el PP fue, durante años, una constante. Esto mina la autoridad moral del partido cuando acusa al PSOE de lo mismo.

La regeneración que intenta mostrar el PP se ve obstaculizada cada vez que se reviven viejas sombras. La desconfianza es difícil de borrar, y la hemeroteca, implacable.

3.    Vox: limpio, pero limitado. En este contexto, Vox aparece como el único gran partido sin casos de corrupción judicializados entre sus filas. Eso le da una ventaja simbólica: puede presentarse como el único limpio frente al “viejo sistema podrido”.

No obstante, su crecimiento electoral tiene un techo. Su discurso radical y polarizante genera rechazo en sectores amplios de la población. Además, su narrativa suele centrarse más en cuestiones identitarias y de seguridad que en propuestas anticorrupción concretas.

Eso sí, si el hartazgo ciudadano sigue creciendo, Vox podría recoger parte del voto indignado que ya no confía ni en PP ni en PSOE. Incluso la abstención beneficiaría a partidos con voto más movilizado.

4.    Conclusión. El PSOE podrá recuperarse si la economía aguanta, no aparecen más casos y logra imponer un relato que minimice el impacto de la corrupción. El PP también sufre el desgaste de su propio pasado, y Vox, aunque aún no ha sido alcanzado por la corrupción, sigue teniendo una barrera de crecimiento por su estilo confrontativo.

En esta nueva etapa de desgaste político generalizado, el voto del ciudadano medio no premiará tanto al más ideológico, sino al que parezca menos sucio.

¿Puede el PSOE recuperarse de sus escándalos? ¿Y Vox subir gracias a su "limpieza"?