La gran farsa del absentismo

Crónica de un engaño perfectamente medido

¡Ay, el absentismo! Esa palabra tan de moda, ese drama que se cuela en todas las reuniones de empresa como si fuera un invitado no deseado. Los jefes fruncen el ceño, los de Recursos Humanos se echan las manos a la cabeza y los economistas sacan sus calculadoras para hacer un drama de la situación. Según sus estudios, el absentismo nos está costando la friolera de "millones de euros" y la productividad se ha ido de vacaciones permanentes con un mojito en la mano. Y claro, el villano de esta historia es siempre el mismo: la persona trabajadora , ese ser misterioso que un día decide no presentarse en su puesto de trabajo. ¡Qué desfachatez!

Pero, ¿nos hemos parado a pensar si estos números tan apocalípticos son de verdad un reflejo de la realidad? Porque, la verdad sea dicha, estos datos tienen más trucos que el mago Pop.

La magia de las estadísticas (y el arte de la manipulación), estas cifras son como los cuentos de hadas: suenan muy bien, pero rara vez son del todo ciertas. Se nos dice que el absentismo se ha disparado, pero no se nos explica que en esa cifra se incluye todo, desde la gripe de tres días que te deja hecho un trapo, hasta la baja de seis meses por una operación de espalda que te ha dejado más tieso que una tabla. Todo se mete en el mismo saco, como si la apendicitis de Juan fuese un acto de rebelión contra el capitalismo. ¡Por favor! Un enfermo es un enfermo, no un delincuente laboral.

Lo más gracioso es que, mientras nos hablan de "absentismo injustificado" con un tono de indignación, se olvidan de mencionar que la inmensa mayoría de las ausencias están, de hecho, justificadas por un médico. Los informes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), esas mismas fuentes que se usan para alarmarnos, revelan que entre el 70% y el 80% de las horas perdidas se deben a Incapacidad Temporal (IT). Así lo indica el informe Randstad del primer trimestre de 2025 que cifra una media de un 7% a nivel nacional, siendo un 5,5% de estas ausencias causadas por bajas médicas. Por dejarlo claro, en Canarias el 53% son IT. Un 35% son vacaciones o días de permisos. Un 4,7% por permiso de nacimiento de un hijo/a. Más del 90% de las ausencias son justificadas, son derechos o es por enfermedad. ¿Qué nos quieren vender las patronales? ¿Quieren trabajadores/as o esclavos sin derechos?

Es decir, bajas médicas. Al final, parece que el problema no es que la gente no quiera trabajar, sino que la gente se enferma. ¡Qué concepto tan revolucionario! Y porque no debatimos ¿el porqué las personas se enferman? Quizás porque sacarían los colores de la patronal por una falta enorme de inversión en materia de Salud Laboral.

Las palabras parecen inofensivas hasta que la patronal las pronuncia con solemnidad y alevosía. Una de ellas es esta, el absentismo. ¡Qué término tan elegante para señalar a las personas que se ponen enfermas o que necesitan cuidar a sus hijos porque, ¡oh! ¡sorpresa!, los humanos no somos robots. Pero no, según el discurso empresarial, el absentismo es la gran pandemia canaria, un mal peor que la inflación, la imposibilidad de una opción habitacional digna o los bonus millonarios de los directivos.. Es un gran gasto para las empresas las personas enfermas, más que los médicos policía, esas empresitas inofensivas que se dedican a atosigar a las personas cuando están de baja, o más que las grandes consultoras que estudian cómo hacer que sean más “eficientes” y reventar a las personas que trabajan. (léase la ironía).

El relato es más o menos así: la productividad se hunde porque los trabajadores tienen la osadía de estornudar, ir al médico o, en el colmo de la desfachatez, reclamar vacaciones y sus derechos. El trabajador, que en este guión parece una especie de villano de cómic, conspira cada lunes para boicotear la economía canaria mientras se toma un paracetamol y acaricia un gato a oscuras. Es increíble; les animo a ver estas jornadas que señalan cruelmente a personas que, la gran mayoría, enferman por la falta de inversión en materia preventiva o por la alta carga laboral que tienen en sus puestos de trabajo. La finalidad está clara, eliminar los complementos de IT de todos los convenios colectivos posibles. Con dos objetivos ahorrarse dinero, no solo en medidas preventivas sino también cuando caigas enfermo, y el segundo crearte la necesidad de que te incorpores sin terminar tu recuperación porque tu poder adquisitivo ha caído un 25%.

Lo curioso es que cuando el jefe se ausenta porque tiene un torneo de golf, una cumbre de “networking” en un resort de lujo o simplemente necesita descansar de tanto liderazgo inspirador, eso no se llama absentismo: se llama gestión estratégica del tiempo. Esto es la gran mentira de la patronal, haciendo informes inflados para señalar infamemente a la sociedad canaria y a los facultativos del Servicio Canario de Salud.

La productividad, esa otra palabra mágica, se mide siempre hacia abajo, nunca hacia arriba. Si una camarera de pisos limpia 30 habitaciones al día, todavía le pedirán que limpie a 35 para que sea efectiva. Si una dependienta atiende a una tienda saturada, aún le dirán que debe innovar con “metodologías ágiles”.

Pero cuando la empresa despide a media plantilla y la otra mitad saca el trabajo adelante, eso no cuenta como aumento de productividad. Eso se llama “ajuste necesario”. Esta hipocresía patronal hace que el discurso de la productividad se enfoque de manera equivocada, ya dicen los informes que hablan de este tema. La productividad se mejora, mejorando las condiciones laborales, conciliando la vida laboral con la familiar o por ejemplo.

REDUCIENDO LA JORNADA.

La patronal, claro, nunca sufre absentismo: su única ausencia es la de la vergüenza. Porque, mientras nos sermonean sobre el coste que supone que alguien falte al trabajo por una gripe, olvidan mencionar cuánto se pierde en proyectos delirantes que solo sirven para justificar un bonus a fi n de año o se olvidan de mencionar cuánto dinero público ingresan por campañas.

MORALEJA: La patronal lamenta el absentismo y clama por más control, mientras calla sobre precariedad, horas extra no pagadas, etc. El absentismo no es la plaga: es el síntoma. Y hasta que no se cure esa dolencia real y se ataque a la raíz del problema, seguirán creyendo que el problema es que la gente se enferma… Cuando lo que denota es que está cansada, enferma, sobrecargada o simplemente harta.