domingo. 03.11.2024

Por la ruta del sombrero vueltiao

El pueblo Zenú teje su historia (2)
El pueblo Zenú teje su historia.

Recorrí junto a mi mujer una pequeñísima parte del verde y vasto territorio de las sabanas del departamento de Sucre, en el norte de Colombia, con la idea de conocer un poco más la cultura indígena Zenú; es de las comunidades aborígenes más importantes del país, por su identidad, población,  territorio, saberes y otros valores patrimoniales. La historia reseña a los zenú como maestros de la orfebrería, cerámica y cestería, destacando además  sus habilidades en la ingeniería hidráulica.

La visita estuvo focalizada en el entorno del pueblo de San Antonio de Palmito,  un recorrido conocido popularmente como la ruta del sombrero vueltiao,  y es que en pueblos y veredas de la comarca se elabora esta prenda cien por cien artesanal, que pasó de ser el mejor aliado de los campesinos ante las inclemencias del sol del Caribe, a  convertirse también en todo un símbolo cultural del país que enseñaron al mundo con orgullo personajes como el Nobel Gabriel García Márquez o el cantante Carlos Vives.

En territorio Zenú se tejen historias a diario como Diana teje sombreros con caña de flecha, la materia prima de esta joya artesanal. Sentada en su taburete en un quiosco de techo de palma, donde también exhibe y vende el fruto de su talento, Diana se pasa horas y días tejiendo con la habilidad adquirida desde los siete años de edad. Aprendió de su madre, que le decía que tejía sus pensamientos, y hoy también imparte talleres en el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

Nada más entrar al centro artesanal se puede leer que el espíritu de la ruta etnoecoturística  es el rescate de la cultura ancestral Zenú. El sombrero vueltiao representa la cosmovisión de la existencia del pueblo Zenú, el registro de su entorno, la evidencia de un pasado remoto, otro más reciente y el acontecer diario: “con el sombrero vueltiao contamos nuestra historia”,  así lo subraya el panel informativo que da la bienvenida.

Antes, de camino a San Antonio de Palmito, pasamos por la finca Simba por sugerencia de nuestro guía de ascendencia zenú, el técnico agropecuario Jorge Luis Martínez, líder y coordinador de proyectos de bienestar para la comunidad indígena.

Simba es una extensión de 1.100 hectáreas, 11.000 metros cuadrados de superficie de tierra fértil que el Gobierno presidido por Gustavo Petro entrega este año  a los campesinos de la zona dentro del programa nacional de restitución de tierras que estaban en manos de narcotraficantes y paramilitares para que esa parte del patrimonio confiscado a la mafia vuelva a mujeres y hombres trabajadores del sector primario a través de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), entidad de economía mixta vinculada al Ministerio de Hacienda que administra, gestiona y democratiza activos provenientes de actividades ilícitas.

El tiempo cundió y ese mismo día y en la misma zona rural tuvimos la oportunidad de asistir, como espectadores y escuchas, a una reunión de líderes de comunidades indígenas Zenú que nos hizo entender todo lo que significa para ellos la ‘Madre Tierra’ y la sintonía de la reforma agraria de la nación con uno de sus grandes objetivos, la delimitación clara y recuperación y protección del territorio ancestral. El futuro de sus vidas está en el cuidado de la ‘Madre Tierra’ y en la permanencia en su territorio.

Un debate serio, sosegado y bastante documentado que ya quisieran ofrecer políticos mediocres que por desgracia atiborran nuestras administraciones públicas.  Hablaron de medio ambiente y del cuidado y tratamiento del agua para consumo y cultivos de pancoger como yuca, maíz, ñame, arroz y fríjol, fundamento de su soberanía alimentaria. Para ellos, el vínculo con la naturaleza y su relación con el agua, el suelo, las plantas y los animales como soporte de vida debe estar sustentado en la unión y el trabajo colectivo, entendido como pilar de su autonomía.

Es comprensible su énfasis en la defensa y planificación del territorio porque históricamente han sufrido por él, con vasallajes, muertes y cárcel. La recuperación de sus tierras no ha tenido avances significativos a partir del año 2000 por el sometimiento de la población a cuenta de grupos paramilitares.

Hay que remontarse a los albores del siglo XVI para identificar los primeros contactos de la población Zenú con los españoles, pero fue en 1534 cuando la población indígena empieza a sentir todo el rigor de la invasión europea. A principios del siglo XX, los zenú fueron despojados de sus tierras por los grandes terratenientes de la época, así lo describe el plan estratégico ‘Construir una vida para las futuras generaciones de las comunidades indígenas de San Antonio de Palmito 2024 - 2044’, parido de un amplio proceso de participación ciudadana para trazar el camino del autodesarrollo de la comunidad salvaguardando los recursos naturales y su cultura. Cuánta razón le asiste a la artesana Diana cuando dice que el sombrero vueltiao tiene mucha  historia que contar.

Por la ruta del sombrero vueltiao
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