La Policía Judicial se disponía a detener al soldado fallecido justo antes de su muerte
Agentes de la Policía Judicial se disponían a detener el pasado sábado antes de su muerte a Diego Gómez Póveda, el militar que se quitó la vida tras conocer el hallazgo del cadáver de Yasmila Arrocha Gutiérrez, la joven de 22 años desaparecida desde el 1 de mayo. Así lo garantizaron a Crónicas fuentes cercanas a la investigación, que aseguraron que de acuerdo a los indicios encontrados mediante los estudios realizados por los forenses, el asesino de Yasmila no actuó solo.
Cuando la Policía llegó al domicilio de Diego Gómez para detenerlo, sobre las 15:10 horas, la esposa del soldado les indicó que estaba de servicio. A pesar de que los agentes acudieron de inmediato al Aeródromo Militar del Aeropuerto de Lanzarote, su esposa llegó antes.
Según la versión ofrecida por fuentes del caso, a solas y en presencia de la hija de ambos, la mujer comenzó a pedirle explicaciones sobre los interrogatorios a que había sido sometido hasta el día antes, y sobre la visita que la Policía le hizo minutos antes acudiendo en su búsqueda hasta su domicilio. En ese momento el militar comenzó a negar insistentemente que tuviera implicación alguna con la aparición del cadáver de Yasmila. Al parecer, el militar pronunció la frase “Y si no me crees, ...”, siendo éstas sus últimas palabras antes de que el arma reglamentaria fuera disparada.
La Policía Nacional trabaja con la hipótesis de que el soldado fallecido estuviera detrás del asesinato. De hecho, Diego Gómez era el principal sospechoso de la investigación y fue interrogado todos los días, hasta el día antes de su muerte, desde que se conociera la desaparición de Yasmila.
Más de un implicado
De la autopsia realizada por los forenses al cuerpo sin vida de la joven se desprende no sólo que el agresor utilizó una herramienta de grandes dimensiones para ensañarse a golpes con Yasmila, que presentaba varios traumatismos en su cabeza, sino también que el agresor no actuó solo. Esta teoría se ve reforzada además por circunstancias conocidas y contrastadas por este medio, como que el soldado fallecido conducía un vehículo de su propiedad en la Isla careciendo de permiso de conducción, que lavaba en la base militar y también en un conocido y céntrico parking.
Las mismas fuentes precisaron que el militar no había superado este año el test psicológico que el Ejército exige en La Palmas, pero señalaron que éste fue finalmente autorizado desde Madrid. No por eso, sin embargo, había tenido que prescindir de su arma reglamentaria un solo día. Al parecer, el soldado se había interesado a diario por el paradero de Yasmila y llamó a su hermana mayor jornada tras jornada para saber si había alguna novedad.
Era considerado el principal sospechoso y la Policía dejó de presionarle un día antes de la aparición del cadáver intentando que les condujera a nuevas pistas e incluso hasta el paradero de la joven, cuyo cadáver fue finalmente descubierto por su hermana mayor y una amiga en la parte trasera del cementerio de Arrecife.
La familia de Yasmila reconoció que la joven conocía al militar desde hacía unos cuatro años, prácticamente el mismo tiempo que la joven llevaba con su relación con Eduardo Araujo, un joven sevillano con el que tuvo un hijo de 3 años. El hijo de Yasmila y Eduardo se encontraba estos días de vacaciones en Sevilla con su abuela paterna, pero ya ha regresado a la Isla.
La jueza Aurora García Martínez, que instruye el caso desde el Juzgado de Instrucción y Primera Instancia de Arrecife, ha decretado el secreto de sumario.
Incertidumbre en la familia
Los familiares de Yasmila desconocen si hubo o no un romance entre la joven y el soldado, pero temen que el caso quede sin resolver, como ha venido sucediendo en los últimos meses con diversos asesinatos cometidos en Lanzarote, de cuyos autores hasta ahora no se sabe nada. “En cuanto nos percatamos de que faltaba su documentación, que no llevaba ningún dinero y que no hubo movimientos en sus cuentas bancarias, ya nos temimos lo peor”, dicen los familiares.
“Cuando mi sobrino sea mayor necesitaré explicarle las causas por las que murió su madre y tendré que asegurarme de que ahora estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para esclarecer este asesinato”, comentó el hermano de Yasmila, un abatido José Gabriel Arrocha. Por eso, ante la incertidumbre y la falta de información a la que están sometidos por el secreto sumarial, aseguran que se han dado de plazo hasta el próximo lunes y que desde esa fecha acudirán a la Policía y los juzgados para conocer el ritmo de las investigaciones y en qué fase se encuentra el caso.