martes. 09.09.2025

La Guardia Civil de Vecindario detuvo el pasado día 26 de agosto a un varón por un delito de agresión sexual y un delito contra la intimidad, tras detectar la mujer con la que convivía en su domicilio que la estaba grabando.

Según los datos aportados este martes a Crónicas, la víctima se había trasladado a la vivienda del presunto agresor el pasado 12 de abril de 2025, tras acordar con él un alquiler mensual de 400 euros, sin ningún contrato formal de por medio. Durante los meses de convivencia, y siempre según su testimonio, la mujer sufrió varias agresiones sexuales cometidas por el propietario en distintas estancias de la casa. En cada ocasión, la víctima afirmó que mostró su rechazo y pidió al sospechoso que se detuviera, sin que este atendiera a sus suplicas.

La mujer asegura que el casero la acosaba de manera habitual y que llegó a amenazarla de muerte en varias ocasiones. Estas amenazas, unidas a los episodios de violencia, generaron un ambiente de miedo permanente que finalmente la llevó a tomar la decisión de abandonar la vivienda y presentar una denuncia ante las autoridades.

La valentía de la víctima es aún más notable al considerar que su situación económica precaria la había llevado a aceptar las condiciones de vivienda. Sin embargo, su determinación por escapar del ciclo de violencia superó el miedo a la inestabilidad.

En el curso de la investigación se reveló un segundo delito grave. La víctima manifestó que, al mudarse, observó una cámara en el pasillo orientada hacia la puerta. Al preguntar al casero, este le aseguró que estaba desactivada para respetar su privacidad.

La denuncia de esta mujer es un testimonio de la valentía que muchas víctimas demuestran al romper el silencio, a pesar de las adversidades y la vulnerabilidad en la que se encuentran. Su acto es un claro mensaje de que la violencia no debe ser tolerada, sin importar las circunstancias. Este caso subraya una vez más la necesidad imperante de denunciar este tipo de conductas.

Los agresores, como en este caso, perciben a las mujeres como meros objetos, despojadas de su humanidad, sus derechos y su intimidad. Tratan sus cuerpos y sus vidas como propiedades sobre las que ejercer poder, sin mostrar el más mínimo atisbo de empatía. Romper este ciclo de violencia solo es posible a través de la denuncia, permitiendo que la justicia actúe y proteja a quienes han sido victimizadas.

Las diligencias y detenido han sido puestos a disposición del Juzgado en funciones de guardia de San Bartolomé de Tirajana.

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