Un mes después continúan las tinieblas
Este sábado se cumple un mes de la tragedia aérea más importante de los últimos 25 años en Europa y los detalles continúan envueltos en tinieblas. Todo ocurrió a las 14.26 horas del 20 de agosto en la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas en Madrid y le costó la vida a 154 personas, 72 residentes canarias. Dieciocho pasajeros resultaron heridos, de los que once aún permanecen hospitalizados en diferentes centros del país.
Todos viajaban desde Madrid a Gran Canaria en el vuelo JK 5022 de Spanair, que debía partir a las 13.00 horas y llegar a la Isla a las 14.30 (hora local). Sin embargo, y de acuerdo con la web Amadeus, el aparato abandonó la puerta de embarque a las 13.05 horas y volvió al estacionamiento a las 13.42 horas.
Según las informaciones ofrecidas por la propia compañía, el aparato regresó por un fallo técnico en una pieza del morro exterior y una alerta de alta temperatura. El técnico de mantenimiento, cumpliendo con los manuales de operaciones, decidió desactivarla y autorizar el despegue en el mismo aparato. Una hora después del primer intento de despegue, el comandante comenzó la maniobra del segundo, pero la aeronave acabó impactando en el suelo y arrastrándose 1.200 metros hasta que explotó.
Un mes después, las causas de esta tragedia no están claras. Según un informe preliminar de la comisión de investigación formada por técnicos del Ministerio de Fomento, Spanair y Aena, fundamentalmente, y hecho público esta semana, la tragedia se debió a una concatenación de errores técnicos al que se sumó un error humano del piloto que no desactivó el modo vuelo tras volver al estacionamiento.
La posible no desactivación del modo vuelo mientras el aparato estaba en pista, impidió el funcionamiento de determinadas alarmas. Según el citado informe preliminar, ni el comandante de la nave ni los técnicos de mantenimiento de Spanair detectaron durante la hora en que el aparato permaneció en el aparcamiento que se encontraba en modo vuelo. Esto provocó que quedara anulado un chivato sobre el funcionamiento de los slats y flaps, básico para el despegue.
Discrepancias en la Comisión
Esta explicación que puede parecer lógica ha provocado dimisiones. En concreto la de Valentín Villaroel, representante de los pilotos en la Comisión, quien dos días después de hacerse público el citado informe preliminar, se retiró de este organismo “por profundas discrepancias” con sus miembros.
Villaroel, que entró en la Comisión tras una llamada de la propia ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, expresó su tristeza por la presentación de un informe “en el que no he tenido nada que ver” y del que destacó que "es un texto que no refleja fielmente las evidencias y hechos constatados, sino que divaga en suposiciones". Esta retirada se suma a la de los dos peritos del Colegio Oficial de Pilotos de Aviación Comercial (COPAC), que rechazaron seguir colaborando en las investigaciones por las continuas filtraciones a la prensa.
En este sentido, ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, quisieron entrar a valorar estas dimisiones durante su visita a Las Palmas de Gran Canaria para asistir al segundo funeral en memoria de las víctimas que se celebró el 17 de septiembre en la Catedral de Santa Ana.
El presidente sí insistió en transmitir un mensaje de esperanza a la ciudadanía sobre que la seguridad aérea en España “está garantizada” y “conoceremos todas las causas de este accidente”. Zapatero se comprometió ante los familiares de las víctimas “a llegar hasta el final” y en el caso de que esté “dentro de nuestro campo competencial, adoptaremos las recomendaciones que incluya el informe” para “reforzar” la seguridad aérea y el control sobre las compañías.
Al cierre de este artículo, el juez que instruye el accidente, Javier Pérez, estudia si toma “las medidas oportunas” para esclarecer las filtraciones a los medios de comunicación. Esta decisión la tomó después de que este jueves, un periódico de tirada nacional hicieran públicas las imágenes que grabaron las cámaras de AENA del aeropuerto de Barajas, desde que el JK-5022 intenta despegar hasta que se produce la tragedia, a la vez que se escucha el audio registrado en la primera llamada que realizó una trabajadora del aeropuerto madrileño desde la torre de control al centro de operaciones.