3 de diciembre de 2008, 11:38
La Sección Primera de la Audiencia Provincial probó que Hernández expidió más de 800 recetas con el membrete del Servicio Canario de Salud, desde el año 2002, a pacientes que no necesitaban de es medicación específica o en ocasiones, sin notificar el nombre del ingresado.
Durante el juicio no se pudo averiguar la finalidad que perseguía el acusado. Consideran “burda y falaz” la versión de Hernández de que le pedían desde las farmacias que expidiera esas recetas porque se había extraviado.
Contra esta sentencia cabe interponer recurso de casación.