Wilber P.C. penetró vaginalmente a su hija de 12 años hasta en dos ocasiones de octubre a diciembre de 2007, en Las Palmas de Gran Canaria. Antes, desde agosto del mismo año, inició una "escalada delictiva" con tocamientos y penetraciones digitales "continuadas en días alternos". Para justificarse afirma que lo hacía "para revisarla" porque "salía con las amigas y ni su madre ni yo controlábamos lo que hacía en la calle".
El juicio se ha celebrado este martes en la Audiencia Provincial de Las Palmas y tanto el fiscal como la acusación particular piden 23 años de prisión por la comisión de dos delitos, uno de abuso y otro de agresión sexual continuada con violencia. La defensa del agresor considera que de agosto a octubre de 2007 se produjo un delito continuado de abuso sexual, tipificado en el Código Penal con una pena máxima de entre cuatro y 10 años de cárcel. El letrado Mariano Mesa, considera que la menor "no sufrió lesiones físicas que justifiquen la existencia de violencia, y por consiguiente, la calificación de agresión sexual".
La familia, de origen boliviano, residía en la capital grancanaria. El matrimonio, en el momento de ocurrir los hechos que se juzgan, vivía bajo el mismo techo pero hacían vidas separadas y no compartían dormitorio. La madre y la menor agredida dormían en la misma habitación, a la que accedía el acusado cuando no había nadie en el hogar.
Según el relato del acusado y su hija, todo comenzó en agosto de 2007. La primera vez la obligó a desnudarse, la miró y le tocó la vagina. La menor afirmó que "no pensé mal" porque "era mi padre". Posteriormente, en días alternos, continuó con los tocamientos y comenzó a penetrarla digitalmente, hecho que a la niña le molestaba y aunque se lo hacía saber, el no desistía. La penetración digital, según el relato de la menor, ocurrió "una sola vez".
El 26 de diciembre de 2007, Wilber aprovechó otro momento de soledad con su hija y la penetró hasta dos veces en la cama donde dormía la niña. El acusado se introdujo en su cama, le quitó el chándal, la ropa interior y consumó la agresión sexual. La menor declaró que intentó cerrar las piernas pero "él tenía más fuerzas" y no pudo pararlo. En varias ocasiones "le dije que parara, pero no me hizo caso", señaló la niña.
Al día siguiente, su madre, al poner una lavadora vio sangre en la ropa de la menor. Se extrañó de que la niña "volviera a tener la regla", porque por sus anotaciones "aún no le tocaba" y tras hablar con ella "un largo rato, me reconoció lo que le hacía su padre". Así lo declaró Patricia L.P. quien relató que ya en octubre la niña le había contado que "mi padre me hizo algo", sin especificarle el qué. Ella no le dio importancia, pero este segundo episodio le hizo sospechar de que algo ocurría.
La niña le reconoció los hechos "bajando la cabeza", porque su madre le dijo que si no quería decirlo con palabras, se lo confirmara con este gesto. A partir de ahí, Patricia puso los hechos en conocimiento de la Policía y Wilber fue detenido el 27 de diciembre de 2007. Desde entonces permanece en prisión preventiva en la cárcel de Salto del Negro.
Informes periciales
Los médicos y peritos que examinaron a la menor tras la denuncia de los hechos, confirmaron ante el tribunal que "el relato de los hechos ha sido en todo momento coherente", por lo que "estamos totalmente convencidos de su veracidad".
La médico forense que examinó a la menor en el hospital Materno Infantil de la capital grancanaria encontró lesiones vaginales "propias de este tipo de abusos" y determinó que las "penetraciones vaginales" se hicieron de manera "progresiva buscando la penetración con el pene".
Por otra parte, el equipo de psicólogos concluyeron que la menor presentaba, unos meses después de que ocurrieran los hechos que se juzgan, "un cuadro de libro". En todo momento "se mostró asustada, confusa, cansada, vencida, dócil y lloraba". La docilidad "era producto de la confusión" que le producían los hechos acaecidos y que fueran cometidos "por su propio padre".
De hecho, así lo afirmó la menor antes de abandonar la sala de la Audiencia Provincial. De todo lo ocurrido "lo que más me afecta es que era mi padre". El juicio ha quedado visto para sentencia.