Sea el cambio climático o sea lo que sea, lo cierto es que en Lanzarote estamos pasando en pocas semanas de ver cómo graniza y se envuelve la Isla en un manto blanco de hielo a tener un calor que raja las piedras. Es lo que está sucediendo este fin de semana, donde se están superando de largo los treinta grados en muchas zonas del interior y de la costa, lo que está provocando un fenómeno bastante curioso, la desaparición a la vista de muchos lugares.
De hecho, la mayoría de la gente que ha salido este domingo no sabía realmente si era la habitual calima, el polvo y la arena en suspensión que viene del Sahara, o nubes bajas. Realmente han sido las dos cosas, lo que ha provocado escenas como las que muestra este periódico que ha captado de forma magistral la fotógrafa Dory Hernández.
Según avanza el Consorcio de Seguridad y Emergencias del Cabildo, la Agencia Estatal de Metereología (AEMET) ya había avisado de que se podrían superar los 35 grados en algunos puntos de las dos islas orientales. También advierte que, aunque este lunes las temperaturas irán en descenso, se mantendrá una media de 30 grados, lo que dejará una sensación de bochorno y de verano parecida a la actual. Todo, además, con la mezcla de la calima con las nubes bajas, lo que seguirá dificultando enormemente la visibilidad.
Eso sí, el lunes aparecerá el viento fuerte, que en algunos momentos del día puede superar los 70 kilómetros por hora, sobre todo en las islas occidentales.
El martes habrá un día parecido, con temperaturas todavía en torno a los 30 grados de media pero con el mismo viento fuerte en la parte occidental del Archipiélago.
