Terminan las listas de espera para el endocrino
Como adelantara en su visita a Lanzarote la consejera de Sanidad del Gobierno canario, Mercedes Roldós, la Asociación Benéfica de Tiroides de Canarias, presidida por la incansable activista Rosario González, ha podido comprobar que efectivamente las listas de espera para el endocrino en Lanzarote ya son historia. Como asegura la Asociación en un comunicado publicado este martes en su blog Propuestas Lanzarote, “el año pasado por estas fechas las listas de espera podían ser para algunas personas de dos años”.
Hace un año el colectivo presidido por González Perdomo se comprometió a acabar con las largas listas de espera. Hoy agradecen la estrecha colaboración tanto de la directora insular de la Salud, María José Costa, como de la consejera de Sanidad del Gobierno, Mercedes Roldós. “Por primera vez en la historia del Hospital General de Lanzarote tenemos tres Endocrinólogos”.
La Asociación quiere “dar las gracias a todas las personas anónimas que nos apoyaron en nuestra lucha”. Un agradecimiento especial lo dedican a “los periodistas de Lanzarote y de fuera de la Isla que se implicaron en este tema para que toda España supiera la situación en que se encontraban los enfermos de la Isla”.
Recuerdos de Altavista
La Asociación vecinal Padre Claret, de Altavista, se ha embarcado en una recogida de viejas fotografías por toda la barriada para organizar a principios de diciembre una exposición en la Sociedad Altavista. El objetivo es recordar cómo era este barrio de la capital hace décadas, “cuando la vida colectiva era aún una parte importantísima para los que allí vivían”. Lo explicó este martes a este diario Rosario Perdomo, también miembro del colectivo vecinal.
Las imágenes, después de exponerse a principios del mes que viene, serán mostradas en diapositivas en la cena de navidad que organiza la asociación vecinal. Con esta iniciativa “queremos reagrupar el barrio y recuperar su vida colectiva”.
Los organizadores ya cuentan con muchas fotos, dónde se pueden ver los belenes vivientes que se hacían en la barriada, la antigua iglesia, las calles, “los chiquillos jugando en los llanos de Altavista”, cuando éstos abundaban.