Teresa Martín: “Ahora que estoy ciega es cuando mejor veo lo que me hacía”
El acusado, en un momento de la vista oral de este martes.
Fotos: Dory Hernández
- El fiscal trató de probar que el acusado y su hijo, O.R., planearon el accidente de tráfico posterior a la agresión como coartada y con el que, según el Ministerio Público, justificaron un intento de suicidio en la carretera de Los Valles
- Yo ya sabía que ese día me iba a ‘tocar'”, dijo la víctima, que explicó que volvió con su pareja y le retiró algunas denuncias porque la amenazaba con dañar a sus dos hijas pequeñas
José Ramón Rodríguez volvió a verse las caras con su ex pareja, Teresa Martín.
La Audiencia Provincial de Las Palmas dejó este martes visto para sentencia un caso de tentativa de homicidio cometido el 3 de junio de 2004 en los apartamentos “Hyde Park Lane” de Puerto del Carmen, Lanzarote. La Fiscalía pide 9 años de prisión y añade los agravantes de parentesco y alevosía para el acusado, el empresario José Antonio Rodríguez Acosta, quien reconoce que asestó hasta diez puñaladas a su pareja sentimental porque se encontraba bajo los efectos de la droga, extremo que negó en todo momento la víctima.
La víctima, que enfatizó que había sufrido malos tratos durante los ocho años que duró la relación, compareció este martes en el Palacio de Justicia de Arrecife ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas, asegurando que “ahora que estoy ciega es cuando mejor veo lo que me hacía”. Teresa perdió parte de su visión en otra agresión protagonizada también por su ex pareja, a la que asegura perdonó por amenazas contra sus dos hijas pequeñas. “Hasta el otro día me han estado amenazando con llamadas en las que una voz de mujer decía que iban a ir a por mí si yo contaba hoy todo lo que sé de este hombre”, afirmó la víctima.
José Ramón Rodríguez permanece de momento en prisión preventiva por otra agresión sobre su ex pareja denunciada el pasado mes de febrero. Hace apenas unas semanas, la Audiencia Provincial de Las Palmas solicitó prisión preventiva para el presunto agresor también por la causa por la que se le ha juzgado este martes.
Está acusado de un delito de tentativa de homicidio (previsto y penado en los artículos 138, 16 y 62 del Código Penal), con agravante de parentesco -agresor y víctima eran compañeros sentimentales- y alevosía -el acusado asestó hasta diez puñaladas a la víctima por sorpresa, cuando ésta estaba de espaldas y desarmada-, por el que el fiscal solicita un total de 9 años de prisión e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo por el mismo tiempo, además del pago de las costas.
5 gramos de ‘coca'
En su declaración, el imputado aseguró que el día de los hechos se encontraba bajo los efectos de las drogas. Tras alegar que en unas ocho horas consumió entre 4 y 5 gramos de cocaína e ingirió diez cervezas y varios licores, explicó que, aunque sabía que se ponía muy agresivo y a pesar de que es diabético, ésa no era la primera vez que sufría alucinaciones por ponerse en ese estado. “Sé que lo hice, pero veía al demonio venir hacia mí. Oía ruidos extraños y me dio por tapar ventanas y puertas. Ni yo mismo me lo explico”, dijo el acusado durante su interrogatorio.
El empresario está acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa, por el que la Fiscalía solicita un total de 9 años de prisión.
Según su versión, compró la droga por la mañana en Tao y la consumió delante de Teresa en varias ocasiones hasta el momento de la agresión. De esta forma, la defensa trataba de conseguir de los magistrados la eximente total o parcial que pudiera rebajar la pena, apoyándose en el parte médico, que incluía el resultado positivo de cocaína en su cuerpo.
La defensa consideró los hechos como un delito de lesiones y no de intento de homicidio, ya que “si hubiera querido asegurar el delito, podría haber cogido un cuchillo más grande de los que había en el apartamento, o perseguir a la víctima”, en lugar de emplear un cuchillo pequeño, de color negro y con el que el acusado cortó antes de la agresión “sandía, ciruelas y tollos”.
El letrado de la defensa solicitó también el internamiento de su cliente en un centro de desintoxicación y recordó que el acusado ya había visitado a psiquiatras anteriormente para someterse a tratamientos, extremo que negó rotundamente la víctima, quien aseguró que acudieron a un despacho de abogados en Las Palmas para “pagarle a un psiquiatra para que redactara el informe que a él le interesaba”.
“Yo ya sabía que me iba a ‘tocar'”
La víctima desmintió por completo la versión de su ex pareja asegurando que ese día el agresor no consumió drogas en ningún momento y que tan sólo le perdió de vista durante algo más de media hora, mientras ella solicitaba en recepción que le cambiaran la habitación asignada el día anterior en los apartamentos “Hyde Park Lane” de Puerto del Carmen. Según el fiscal, el agresor no tuvo tiempo suficiente para consumir la cantidad de estupefacientes que dice ingirió, aunque posteriormente.
La víctima subrayó que “sólo se tomó un licor, pero le dio por cerrar la puerta y tapar las ventanas (...) yo fui a maquillarme al baño, me pidió que fuera a comprar más cervezas pero me negué porque él ya traía diez a la habitación y casi era la hora de recoger a mis dos hijas del teleclub de la Vegueta, donde las dejamos sobre las cuatro de la tarde por unas actividades”. Teresa precisó ante la Audiencia que “me miraba de una forma por la que yo ya sabía que ese día me iba a ‘tocar'”.
Según su testimonio y de acuerdo al escrito de acusación del fiscal, “... sobre las 19:00 horas, de forma súbita y sin mediar palabra, le propinó un puñetazo en la barbilla y, mientras la víctima trataba de recoger unas llaves del suelo, con la intención de acabar con su vida, la atacó con un cuchillo, aprovechando que ésta se encontraba de espaldas a él, clavándoselo hasta diez veces en diversas partes del cuerpo (en cara, cuello, espalda y costado) al tiempo que le decía ‘te voy a matar, hija de puta'”.
Teresa logró llegar a la recepción de los apartamentos, donde una pareja y un empleado le atendieron y avisaron a los servicios de urgencia.
Como consecuencia de la agresión, Teresa sufrió múltiples contusiones a nivel mandibular y en el cuello, y un total de diez heridas incisas, varias de ellas penetrantes, provocándole hemoneumotórax izquierdo, hemiperitoneo derecho, y quedándole como secuelas paquipleuritis residual izquierda y diversas cicatrices con perjuicio estético serio.
Coartada o intento de suicidio, el accidente posterior
José Ramón Rodríguez dijo no recordar nada, aunque sí reconoció que unas cuatro horas más tarde a la agresión sufrió un accidente en la LZ-10, en la carretera de Los Valles, en el municipio de Haría. Con su testimonio, uno de los hijos del acusado, Ó. R., trató de probar que su padre intentó suicidarse al volante de una furgoneta gris de marca Zafira lanzándose al vacío por el risco de Famara. O.R. aseguró que en cuanto se enteró de lo que el padre supuestamente pretendía hacer, le buscó por la Isla con un BMW X 5, acompañado de su ex pareja, hasta que un amigo le avisó de que su padre había pasado por Nazaret.
El hijo del acusado explicó que persiguió a su padre durante unos cuatro kilómetros tras dar con él a la altura del centro médico de Teguise, hasta que logró sacarle de la carretera provocando el accidente, tras el que la furgoneta dio unas cuatro vueltas de campana.
Sin embargo, para el fiscal todo lo que ocurrió tras la agresión en Puerto del Carmen no fue más que una coartada buscada por el imputado. Para el Ministerio, el accidente fue “una película, una mentira, todo un montaje”. Esta teoría se vio reforzada por el testimonio de dos agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Tías y por el equipo de atestados, que en ningún caso considera el accidente como tal pues “no fue fortuito sino premeditado, ya que hubo una intención”.
Dudas y posible desobediencia
En torno al supuesto accidente quedaron varias dudas, tal y como dejaron entrever las declaraciones de varios testigos, como los guardias civiles, la del propio hijo del acusado o la del propio alcalde de Tinajo, Jesús Machín, amigo de la pareja. No se dejó claro “quién avisó a la Policía Local de Haría y por qué el jefe de este Cuerpo incumplió las órdenes de la Guardia Civil”, que exigió que nadie se moviera ni tocara nada del lugar del siniestro. Y es que, según el equipo de atestados, al llegar al lugar en algo más de media hora, ya no había nada, tan sólo una grúa que terminaba de trasladar los coches. Ambos vehículos habían sido movidos de su posición inicial, la ambulancia se había llevado a José Ramón R. A. y los restos de cristales habían sido eliminados de la vía por los bomberos, por lo que el fiscal interpretó dicha actuación como un acto de desobediencia por parte de la Policía Local de Haría.
Tras pasar de Hospiten al Hospital General, donde también estaba siendo atendida Teresa, a José Ramón se le practicaron algunas pruebas, entre ellas el resultado positivo de cocaína en su cuerpo. La defensa basa en esta circunstancia su teoría de que el acusado se encontraba bajo los efectos de las drogas cuando agredió a su compañera. Sin embargo, el fiscal argumentó que ese consumo se pudo llevar a cabo durante las cuatro horas que pasaron entre la agresión y el accidente de coche.
Cabe destacar que en este caso, la defensa de José Ramón la ha asumido un abogado particular y no uno de oficio, algo que se preveía en el caso de que el acusado no presentara un abogado y no se pudiera celebrar el juicio, como ya ocurrió el pasado mes de septiembre, cuando su abogado renunció a defenderlo provocando el aplazamiento del juicio hasta ahora, un caso que ha quedado visto para sentencia.