Realismo mágico, costumbrismo e ironía en las 'Palabras como mariposas' de Antonio López
El grancanario Antonio López encandiló este jueves en doble sesión de relatos a niños y adultos, respectivamente, que acudieron a la Sala Librada a la primera cita con el Festival del Cuento Contado Palabras al Vuelo. López reivindica impícitamente con sus historias y con su forma de contarlas que se recupere o que no se pierda jamás ese momento mágico que se crea con el relato contado a viva voz. Un vínculo muy especial entre relator y oyente que retrotrae al que escucha a su niñez. Al tiempo en que uno todavía no ha decidido si quiere quedarse en el mundo real o marcharse al imaginario.
Precisamente, ése fue el sentido de su primer relato para adultos. Con el que López inició a subir los peldaños de su historia de palabras y mariposas. Un relato breve pero cargado de misterio y también de aprendizaje. Realismo mágico y sabiduría, dos ingredientes que el grancanario combinó en sus siguientes historias, aderezadas en unos casos con ironía y en otras con dosis de costumbrismo canario, pero siempre con el debido puntito de sal.
Así, explicó el 'efecto mariposa' como la evidencia de que cualquier ligera modificación que se introduce en una realidad perfectamente calibrada, genera una sucesión de actividad que puede recogerse igual a miles de kilómetros. En un bostezo, como fenómeno empleado en su cuento-reflexión, que viaja desde un hotel en el centro de Buenos Aires, hasta una reserva en una reserva de animales salvajes en África. Un efecto que puede aplicarse a una sonrisa, a un abrazo...
Tiró de ironía con su relato sobre la experimentación con los monos capuchinos, sólo interesados en comer y en el sexo. Tejió con los simios una metáfora “incómoda en estos tiempos” sobre la inteligencia primate y del modus operandi de los cazadores: ofrecer un plátano y matar al mono que descubre la trampa (porque detrás de la fruta, hay una jaula). Una realidad muy extrapolable a lo que nos ocurre a los ciudadanos de a pie con los poderes y los poderosos.
Cerró López su intervención con la historia de Fulgencio, 'el médico de los niños', cosida con adjetivos y narrativa descriptiva. Con costumbrismo canario y magia en cada segundo de rutina. Una tarde con un hombre que abandonó “un oficio serio y responsable” para dedicarse a vivir en las medianías del sueño y la realidad.
Relatos familiares
Apenas dos horas antes, de blanco y para un público infantil, Antonio López tiró de magia y encanto con sus 'Cuentos para despertar niños'. Cuentos y formas de contarlos, como las del grancanario, que despiertan la inteligencia de los chinijos sin sacarlos de su mundo fantástico. En bosques habitados por gnomos y animales envidiosos...
Una docena de 'pequeñajos' se subieron a 'Los cuentos para despertar niños', convirtiéndose en princesas caprichosas, piojos, búhos sabios y osas amorosas pasadas por agua. Gritando, hablando, participando del cuento. “¿Saben cómo se ve el mundo desde unos hombros?”. Respuesta contundente y afirmativa. Auparse hasta esa altura significa manejar un gigante. Y aprender las onomatopeyas de los animales, los pasos que cuesta perseguir a un adulto y el número de veces que una seta puede recibir visitantes.
Historias que cosecharon aplausos de niños, padres y abuelos. Risas y besos a la voz narradora, que al bajarse se convierte en un hombre llamado Antonio y que media hora más tarde, muy serio, es capaz de tejer una historia un tanto espeluznante para que el público apagase los móviles... Y no sonó ni uno.