Miles de personas se reúnen en Arrecife para asistir a una de las Cabalgatas de Reyes más cortas que se recuerdan
La expectación que ha generado la llegada de los Reyes Magos a la capital de Lanzarote no ha estado ni de lejos a la altura de la respuesta que se ha dado desde la organización de la Cabalgata. Apenas tres carrozas y un par de grupos musicales animaron un recorrido en el que prácticamente no cabía un alfiler.
Miles de personas se repartieron a lo largo de un recorrido que se inició en la misma puerta del Ayuntamiento con los habituales minutos de retraso. Ni siquiera un percance con la rueda de una carroza causó mayor contratiempo, toda vez que en este año no había mucho de lo que estar pendiente. Miles de niños sentados en la acera de un camino demasiado largo para lo poco que luego se vio. Melchor, Gaspar y Baltasar apenas estuvieron acompañados, con la excepción de la novedad que supuso este año ver a los trabajadores de Correos abriendo el paso, recogiendo las cartas de los más rezagados.
Hasta en los caramelos parece que se notaron los recortes que este año han llevado a la Concejalía de Festejos a ni siquiera organizar una fiesta de Fin de Año. Como ha reconocido en infinidad de ocasiones el concejal del Área, Víctor San Ginés, tanto recorte en su departamento tenía que tener consecuencias.
La consecuencia es que el comentario generalizado entre los asistentes es que se trató de la Cabalgata más corta en la historia de Arrecife y una de las que discurrió más rápido.
Lo bueno, lo de siempre, la ilusión con la que los niños, los padres y los abuelos acudieron al evento, a pesar de las dificultades lógicas del día. Eso, como la entrega de los que participaron, y sobre todo la presencia de sus Majestades de Oriente, no lo emborrona ni el mayor de los recortes.