Los Diabletes lucen desde este miércoles una representación escultórica en La Villa de Teguise
Teguise ha descubierto este miécoles por la noche "con orgullo una de las señas de identidad con mayor tradición histórica en la Isla". Una escultura en honor a Los Diabletes en la Plaza de San Francisco, obra del joven escultor teguiseño Rigoberto Camacho.
El Ayuntamiento de Teguise ha querido poner de manifiesto con la colocación de esta obra, la trascendencia simbólica de Los Diabletes y la enorme importancia de su significado histórico y cultural.
“Es un reto para mí como alcalde de Teguise transmitir entre los ciudadanos y los visitantes al municipio el conocimiento, la comprensión y la interpretación de los símbolos que singularizan a nuestro municipio y que hace que nos sintamos orgullosos de conceptos culturales de nuestra identidad”, señaló el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, durante su intervención en el acto de inauguración.
El acto dio comienzo con la proyección de un vídeo de la historia de Los
Diabletes, pero también hubo lugar para la música y la poesía, con la actuación de Alexis Lemes y Roberto Fuentes. A continuación, el alcalde, Oswaldo Betancort, acompañado por Rigoberto y el presidente de la Asociación Cultural Los Diabletes, Victor Padrón, fueron los encargados de destapar la escultura ante la expectación de los asistentes.
La responsable de Cultura y Ptrimonio de Teguise, Olivia Duque, felicitó al
artífice de la obra, Rigoberto Camacho, y también “a todos los que hacen
posible la existencia de los Diabletes en la isla. Gracias a todos por contribuir a la difusión de nuestra identidad”.
La historia de Los Diabletes permanecerá viva a través ésta nueva
representación escultórica instalada en Teguise, pero para todos aquellos que quieran conocer o recordar la esencia e historia de Los Diabletes, podrán hacerlo visitando la exposición de caretas y fotográficas, que fue presentada ayer por Francisco Hernández, Cronista Oficial de Teguise y que permanecerá abierta al público hasta el domingo, 3 de noviembre, en horario de 10 a 14 horas.
Origen de Los Diabletes
Los Diabletes, gozan de una rica simbología que condensa gran parte de la trayectoria histórica y cultural de Teguise, y que además está considerada como una de las tradiciones más antiguas de Canarias.
Actualmente, Los Diabletes suponen el exponente más característico de los Carnavales en Teguise, se trata de tradición popular producto de la mezcla de creencia de aborígenes con elementos castellanos y conexiones brujeriles nacidas sobre todo a finales del siglo XV, cuando llegan a Teguise los primeros esclavos moriscos y negros con sus prácticas supersticiosas.
La figura del Diablete aparece en Teguise, encarnado en el macho cabrío,
símbolo de virilidad y fecundidad, de igual forma que lo era el carnero en la isla del Hierro y más tarde los buches de Arrecife.
Los bailes de brujas y diabletes interpretados por pastores, tenían lugar en las
noches que separan la Navidad de la Epifanía y en especial la noche del 31.
También las Saturnalias romanas tenían lugar del 17 al 23 de diciembre, fiestas en honor de Baco y las Dronias helénicas. Ese periodo de tiempo, ocupado tanto en unas como en otras, todas fiestas y rituales paganos se fueron cristianizando. Así nacieron las Misas de Luz, que tenían lugar en las primeras horas de la madrugada, como triunfo sobre las tinieblas.
Los pastores que años antes habían bailado en la Gran Aldea, con sus cueros curtidos en el agua del mar, volvían muchos de ellos ahora como esclavos y criados a danzar en la fiesta del Corpus vestidos de diabletes, junto al fuego y las carretas.
Sus cueros ahora preparados para la máscara eran adobados con manteca y grasa, pagada por los señores y luego por el Cabildo General. El día del Corpus, las calles de Teguise vestían sus mejores galas en la procesión. Junto al Santísimo estaba la justicia, regimiento, regidores y los escribanos y delante los diabletes y los tocadores de tambor.
El Cabildo General establecido en Teguise tomó la responsabilidad no ya de comprar las ropas de diablete, sino que pagaba a los que bailaban y tocaban el tambor, así se recoge en los libros capitulares de la Villa de Teguise. El importe entregado a cada uno era de medio real. Esta tradición del Baile de los Diabletes pasa poco a poco a otras fechas, hasta situarse en los Carnavales.