La Escuela Infantil de Teguise funciona ya con 30 niños
Ese jueves 16 de diciembre, el alcalde de Teguise, Juan Pedro Hernández, acompañado del director Insular de la Administración General del Estado, Orlando Suárez y el directo Insular de Educación, Juan Cruz, además de otras autoridades; inauguraron la Escuela Infantil de La Villa “Lola”. El centro lleva una semana funcionando con 30 niños.
s. La arquitectura se desarrolla en una sola planta por funcionalidad y para que no desentone con la arquitectura del lugar y de la Isla en general. La edificación fue dirigida por el arquitecto Martín-Martín junto a los técnicos municipales y la ejecutó la constructora Ajei.
El nuevo servicio se despliega en tres bloques diferenciados. Uno para administración, entrada y almacenes, Segundo cocina comedor y aseos. Tercero las aulas, con sus respectivos servicios y dormitorios. Cuatro aulas con distintas capacidades según la edad de los menores. Pueden albergar hasta 49 niños.
Esta infraestructura municipal la gestionan dos técnicos, dos auxiliares, un técnico de educación infantil, cómo específica la Consejería de Educación y una limpiadora, dos de estas personas pertenecían a la antigua guardería. La Escuela Infantil cumple con nuevas necesidades de los niños, ahora tienen objetivos didácticos y no sólo son recintos seguros para dejar los menores.
Reseña de María Dolores Armas Álvarez realizada por el asesor del Archivo Histórico del Ayuntamiento de Teguise Francisco Hernández Delgado
María Dolores Armas Álvarez, conocida como “la señora Lola”, nació el 14 de febrero de 1912. Muchos jóvenes la recordamos en la cocina de las antiguas escuelas de Santo Domingo, cuando salíamos al patio para hacer las filas en el reparto de la leche, alta vestida de negro caminando entre las aulas de las que también era encargada de su limpieza, su mirada invitaba a buscar en sus ojos, la ternura y cariño que emanaban de ellos.
Lola fue la sanadora de cientos de niños lanzaroteños, su casa se convirtió en la última esperanza de tantos niños y personas mayores, que encontraron remedio a su enfermedad.
Pero Lola no se limitó sólo a estas actividades, de sus manos sanadoras, también salieron bellísimos trabajos de bordado de rosetas.
Siempre evitaba ser entrevistada, o que la convirtieran en protagonista por su trabajo, a pesar de ello su imagen elaborando rosetas, se convirtió en una de las más bellas estampas en una Feria de Artesanía Insular.
Lola merece, el cariño el respeto y consideración, cómo ejemplo de mujer trabajadora de la cultura popular conejera, y como sanadora de tantos y tantos niños que jamás estableció honorarios por sus servicios.