Cerca del 60 por ciento de los lectores del Crónicas no ven necesario quitar la cruz de la plaza de Las Palmas de Arrecife
Cerca del 60 por ciento de los lectores de este diario que han decidido participar en la macroencuesta propuesta durante las dos últimas semanas consideran que no es necesario en estos momentos, independientemente de acuerdos plenarios o disputas sobre la aplicación o no de la Ley de Memoria Democrática sobre el símbolo en cuestión, quitar la cruz de la plaza de Las Palmas, enfrente de la iglesia de San Ginés de Arrecife.
En concreto, tras 5.786 votaciones en este periodo de tiempo, es el 59,89 por ciento de los lectores los que entienden que la cruz debería estar en el lugar en el que ha estado desde hace más de 75 años. Es el resultado de una encuesta en la que la pregunta era sencilla, alejada para evitar las siempre presentes polémicas de los unos y los otros de posibles trampas verbales que podrían haber inclinado el voto hacia un lado u otro, como habría sido introducir en el enunciado el hecho de que es un símbolo cristiano que está ubicado a pocos metros de una iglesia o afirmar directamente, como han hecho algunos medios, que es una cruz franquista.
De lo que se trataba es de que la gente que ha participado pudiera votar libremente si cree conveniente emplear tiempo y dinero en retirar una cruz de piedra, que evidentemente es cristiana y está enfrente de una iglesia y evidentemente fue financiada en su día por la Falange, en tiempos en los que se quiso rendir homenaje a los caídos en la Guerra Civil pero ya bajo el control civil y político de la dictadura del general Francisco Franco.
Cerca del 40 por ciento de los lectores, un 37,97 por ciento de los que han votado, piensa que sí sería necesario quitar la cruz, seguramente todos ellos en la idea de que es un símbolo franquista y se debe aplicar la ley. Como suele ser habitual, esta vez en un porcentaje menor, hay un pequeño grupo de participantes que prefirieron no optar por ninguna de las dos opciones, el 2,14 por ciento.
Lo cierto es que el pasado 17 de noviembre, pocos días antes precisamente de que algunos celebraran el 50 aniversario de la muerte de Franco y otros lo conmemoraran, el Cabildo de Lanzarote ordenó reponer la cruz en el lugar en el que estaba cuando iniciaron la obra de remodelación de la conocida y transitada plaza, que ya está abierta para que la gente pueda disfrutarla. En ese momento la institución, a través del consejero de Obras Públicas, Jacobo Medina, dejó claro que lo hacían porque en ningún caso se ordenó su retirada en aplicación de ninguna ley, simplemente se quitó para su protección durante el tiempo que duraban los trabajos. Fue el momento de la agria polémica que se arrastra hasta la fecha: unos, los que creen que debe quedarse la cruz, sosteniendo que no es un símbolo franquista sino cristiano, que es un asunto que ya se debatió en el Pleno de Arrecife y se votó, con resultado favorable a su permanencia, y que la propia Junta de Gobierno municipal había acordado que no se quitara, entendiendo así que la representación del pueblo está, dentro como estamos de una democracia, de su parte; los otros, argumentando que la cruz se debe quitar porque forma parte de un catálogo de símbolos franquistas que hay en la capital de Lanzarote, y que por tanto no cabe discusión alguna, al entender que se tiene que aplicar la ley y punto.
Ocurra lo que ocurra, lo cierto es que tanto en el Pleno de Arrecife, por una amplia mayoría de los representantes de los ciudadanos, como en la encuesta de este periódico, parece que hay más personas que se inclinan a dejar la cruz en el lugar en el que actualmente se encuentra que a retirarla.