La Mareta es ilegal
Por Miguel Ángel de León
Como nunca tomo vacaciones lectoras, durante el pasado y pesado mes de agosto he continuado leyendo, para no perder mi fea costumbre, toda la prensa nacional, de derecha a izquierda -o a la inversa, tanto monta y tanto da-, y he seguido recortando columnas (por deformación profesional, yo leo más opinión que información, pues esta última siempre es la misma en todas partes, con ligeros matices o enfoques, según credos ideológicos o doctrinas editoriales), y principalmente las que hacían alguna referencia a nuestra pobre islita rica sin gobierno conocido, que no suele ser centro de atención en los artículos de los más prestigiosos creadores de opinión, que los llaman... excepto cuando todo un presidente de Gobierno se deja caer por aquí abajo para vacar durante casi un mes, y nos dan el mareo con La Mareta. Bastará que se lance un simple bulo simplón (pongamos que les hablo de los quince cocineros que luego se quedaron en uno y dos pinches) para que la prensa no adicta al Régimen tenga carnaza para un buen rato. Da igual el desmentido oficial al rumor de marras. Este sábado, Ignacio Ruiz Quintano seguía con la matraquilla en el suplemento cultural de ABC: “Arzak pasa por ser uno de los mejores cocineros de San Sebastián, aunque eso no le haya dado para figurar en la quincena de cocineros gubernamentales de La Mareta, encargados de preparar la mesa presidencial de los Rodríguez en veraneo”.
También en ABC (miércoles, 23 de agosto), Antonio Burgos habla de la que se hubiera o se hubiese armado en la prensa de la izquierda de mentirijillas si el inquilino de La Mareta hubiese sido don José María Aznar López: “La que estarían liando los mismos que ahora tienen a España así de malvadamente patas arriba y nadie les dice nada. Madre mía, si Aznar, para veranear gratis total, se hubiera ido a una residencia de su Majestad el Rey en Lanzarote, y se hubiera gastado una porrada de millones del presupuesto para ponerla al gusto de aquí-mi-señora, y las Infantas, en visita a la isla, se hubieran tenido que alojar con los niños en un hotel, porque en La Mareta de papá había presidencial ocupa...la que estarían liando los mismos que ahora van de Belinda. Madre mía, si precisamente cuando Aznar anduviese de veraneo gratis total en La Mareta estuvieran llegando a la misma isla y a las adyacentes cayucos y más cayucos de inmigrantes ilegales, cayucos de tres en fondo, cayucos en orden de batallón por la manga ancha del efecto llamada del Papeles Para Todos. Madre mía, y sin salir de La Mareta, si a Ana Botella le hubiera dado por bucear, y para sus inmersiones distrajera una patrullera de la Guardia Civil para vigilarla a ella solita”.
En el diario “El Mundo”, Jaime Ignacio del Burgo, diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN para los amigos y demás personas piadosas), titula un artículo en defensa de la libertad de expresión de esta guisa: “Por qué Puig no asalta Lanzarote”, en relación al asalto previo que el diputado separatista catalán Joan Puig hizo a la piscina pública/privada de Pedro J. Ramírez. En el cuarto párrafo, confiesa que “no me extrañó que Puig no acudiera este año a Lanzarote a protestar frente al Palacio de La Mareta, donde, a pesar de la Ley de Costas, el actual presidente del Gobierno, bajo la dirección de su esposa, ha realizado obras de reforma para acomodarla a las necesidades de la familia presidencial. Digo a pesar de la Ley de Costas, porque ni el edificio ni la piscina que mandó construir el rey Husein de Jordania y que fue donado después al Rey Juan Carlos, se ajustan a la previsiones legales”.
Ahora ya sólo falta saber para cuándo tiene prevista su nueva visita a Lanzarote el director general de Costas -o nombrete similar-, el barbado José Fernández, para anunciar en la sede del PSOE la inmediata e improrrogable demolición de La Mareta. Ya está usted tardando, cristiano... (de-leon@ya.com).