Elogio a la puñalada

Por Miguel Ángel de León

Aparte de la programación televisiva, dudo que haya algo más aburrido, además de claramente improductivo o poco provechoso, que perder el tiempo prestándole atención a la infinita crisis en la que andan metidos desde hace meses los integrantes e intrigantes de los distintos y distantes partidos políticos (PSOE, PP, PIL-APL-CC), así como los componentes de las componendas o pactos políticos en las principales instituciones oficiales de Lanzarote (Cabildo y Ayuntamiento de Arrecife, preferentemente).

El grueso de la prensa vive convencida de que estas traquinas o matraquillas les quita el sueño a los conejeros que no tienen arte ni parte en ese disparate, y da por hecho que en la calle no se habla de otra cosa. Prueba empírica de que el grueso de la prensa no pisa la calle... excepto para seguirle los pasos errados y erráticos a esta clase política que nos ha tocado en suerte. Como mínimo, hay un 50% del electorado potencial insular que deja bien claro cuánto le interesa esta guerra de guerrillas cada vez que llaman a las urnas: absolutamente nada. O les trae sin cuidado la que se traen montada los políticos lugareños, o directamente les asquea el solo hecho de escuchar sus nombres.

En el PP, en el PSOE y en el PIL hasta ayer mismo, están comprobando sus miembros (y miembras, por lo políticamente correcto) que no exageraba el gran Winston Churchill cuando repetía, con toda la razón del mundo y parte del extranjero, que en esta vida existen pequeños enemigos, enemigos medianos, grandes enemigos... y compañeros de partido, que son los peores y más temibles enemigos, como es triste fama.

La amistad, si la hubiera o hubiese en este negocio de la vida pública y publicada, se vende ya muy barata. En caso de duda, pregúntesele a Manuel Fajardo Palarea y a Miguel Ángel Leal, a Loly Luzardo y Alejandro Díaz, a Dimas y a toda su legión de traidores a la causa insularista. Hasta casi ayer mismo todos eran amigos íntimos. Hoy no se pueden ver ni en pintura, y pagarían lo que no está en los escritos por quitárselos de la vista para siempre jamás. Pero que nadie piense que esta tropa (como la llamó Romanones ayer y Rajoy ahora) no tiene principios. Los tiene, aunque muy parecidos a los de Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

La presidenta de la gestora “duracell” del PP -un suponer- parece tener más que asumida la sentencia de Garibaldi: “Cuantos menos seamos mayor será nuestra gloria”. Y en el resto de los partidos/rajados se diría que tienen todos el mismo lema: “Un político no puede perdonar ni siquiera a su mejor amigo el hecho de que sea feliz. A su mejor amigo menos que a nadie”.

No me imagino a ninguno de éstos entonando la versión libre de la “Elegía diferente” de José Zacarías Tallet a la muerte de cualquiera de los suyos:

“Mi corazón se encoge

ante la persistencia tenaz

de tu recuerdo.

Ya no serás el ciego

que de noche en el bosque

perdiera su bastón y su perro.

Ya estarás satisfecho,

pues sabes lo que ignoran tus maestros”

(de-leon@ya.com).