6-6-6
Hoy, martes, día 6 del mes 6 del año 6 de este tercer milenio (666, el número de la Bestia bíblica) hay otra seria posibilidad de que nazca el Anticristo, aunque tengo para mí que Él ya está entre nosotros y además ya es talludito. No me pidan nombres, que está feo señalar con el dedo. A lo peor nació el pasado 6 de junio de 1996, y tendría ahorita mismo diez años. Algunos creen ver a la Bestia en la Banca (el primer código del Banco Mundial es 666), o en el Comercio (el código de barras de cualquier producto lleva incorporado el triple seis, si ustedes se fijan un pizco). Yo más bien lo veo en la infraliteratura o en el cine malo: el autor y los lectores o espectadores de “El Código Da Vinci” -un suponer- se merecen 666 patadas en el culo, como mínimo.
En hablando de cine, precisamente hoy se estrena a escala del mundo mundial la nueva versión cinematográfica de “La Profecía” (la primera tenía su gracia), porque los linces de la mercadotecnia norteamericana no desaprovechan ninguna efeméride, como es triste fama.
No se lo tomen ustedes a la risa, caballeros, porque estas cosas son muy serias. Viene recogido en el Apocalipsis (13,18): “Aquí está la sabiduría. El que tenga inteligencia calcule el número de La Bestia, porque es número de hombre. Su número es 666”. Cuidadito con eso. Algunas mujeres van a adelantar o retrasar el parto y pactan con el ginecólogo para que su criatura no cargue con el estigma maldito. Por nada del mundo dejarían que su hijo naciera o naciese tal día como hoy. Hasta ahí podíamos llegar. Y tiene su lógica: nadie quiere ser la madre del organizador del fin del mundo ("La Fin del Mundo", como dicen los que andan convencidos de que todos los grandes males de la Humanidad son femeninos: la envidia, la pereza, la gula, la peste... y el peor de todos, la televisión).
Ocurre que la angustia actual empuja al hombre a consultar los arcanos (no confundir con los horóscopos engañabobos de listillos como el Rappel y compañía de timadores profesionales). El presentimiento del caos que hemos gestado entre todos nos hace volver la vista a los profetas en busca de una confirmación. En “tiempo de vísperas" se recurre inevitablemente a las profecías, independientemente del grado de credulidad de cada cual. El más conocido de los profetas, San Malaquías, era irlandés y nacionalista (con perdón por la redundancia). Ahorita mismo, el más afamado en España responde al nombre de Federico Jiménez Losantos (su segundo apellido esconde una clave).
Sólo una vez por cada siglo se forma este número: 6-6-6. No es la mitad de la combinación de la Primitiva ni la Bono-loto. Pocas bromitas con eso. Que no diga nadie que no se le avisó a tiempo, pues el que avisa no es traidor sino avisador. El Final está cerca. Arrepiéntanse, cristianos. (de-leon@ya.com).