Roberto Perdomo cree que la falta de diálogo provoca el empleo de estupefacientes del mismo modo que la violencia en los colegios

Proyecto Hombre pide a los padres que estén atentos al empleo del dinero que tienen sus hijos para prevenir el uso o la venta de drogas

El director de Programas de la ONG no cree que haya una relación directa entre adultos que hayan consumido e hijos que lo hagan

“Los adultos toleran más que los chicos fumen un porro a que se metan una raya porque no son conscientes del peligro y además muchos de ellos vivieron el principio de ese consumo”

“Los padres tienen que conseguir a base de diálogo y de la creación de una actitud que, dado que las drogas están ahí, sean sus hijos los que no quieran consumirlas”

Los datos aportados recientemente por el ministerio de Sanidad alertan de que alrededor de 29.000 jóvenes de entre 14 y 18 años fuman porros todos los días y casi 6.000 consumen cocaína a diario. Para evitar lo que la responsable de esta área ministerial, Elena Salgado, considera un aumento extraordinario, se está llevando a cabo la campaña publicitaria “Drogas: Hay trenes que es mejor no coger”.

El lanzaroteño Roberto Perdomo es el director de Programas de Proyecto Hombre y asegura que “estas cifras muestran la realidad tal y como es y por desgracia es una situación que está en auge y Canarias siempre aparece en las estadísticas como una sociedad en la que es habitual el consumo de cocaína y de hachís”. Lo atribuye a que el Archipiélago es un lugar relacionado con la gestión del ocio y del tiempo libre y el turismo, lo que genera un ritmo acelerado que a su vez provoca un estrés que lleva al consumo de cocaína para vivir tanto el trabajo como el ocio a velocidades frenéticas. “Tenemos un estilo de tiempo libre muy mal educado orientado a costumbres insanas”, especifica.

Lo normal

El estudio aportado por el ministerio quiere dejar claro que el aumento producido en España es similar al que se da en el resto de Europa. Perdomo dice que “lo que no podemos hacer es normalizar una situación que no es buena y conformarnos sin hacer un trabajo preventivo y sin cuestionarnos qué estilo de sociedad es la que estamos creando”.

El director de Programas de Proyecto Hombre considera que la actitud que deben tomar los padres para enfrentar el problema es no dejarse llevar por el pánico que puede crear el pensar que sus hijos son consumidores y les recomienda reforzar en los jóvenes una serie de actitudes generadas en la confianza, la cercanía y el diálogo. Explica que dado que las drogas van a estar en cualquier lugar de ocio nocturno, lo que hay que conseguir es que la actitud de los chavales sea la de rechazar estas sustancias, pero porque quieren no por obligación.

Según Perdomo, “los padres sí suelen ser conscientes de que sus hijos fuman porros aunque no sea una conducta que ellos toleren o quieran consentir”. Lo que pasa es que muchos no saben qué hacer al respecto. Comenta que “como aparentemente en los primeros momentos no se produce una alteración de la conducta, pasan por alto lo que está ocurriendo”. Proyecto Hombre pone a sus terapeutas a disposición de todas las familias que crean que sus hijos están consumiendo drogas pero que no están seguras para aportarles las pistas que deben seguir para averiguar si se está produciendo el uso de estas sustancias tóxicas.

Porros o rayas

En opinión de Perdomo, los padres ven de forma distinta el hecho de que su hijo se pueda fumar un porro a que se meta una raya. Dice que en el primer caso no se es tan consciente del peligro y se tolera más porque incluso muchos de ellos son de la generación que vivió el principio de ese consumo o siguen fumando hoy en día. “Eso es poner una bomba en manos de tu hijo”, explica pero duda de que haya una relación directa entre padres consumidores y descendientes que hagan lo mismo. Explica que “no es la tónica dominante aunque sí puede existir una percepción de riesgo menor por parte de los adultos que han utilizado las drogas en su juventud”. Para dejarlo más claro pone el ejemplo de la conducción de motos.

Dice que “si los mayores no usan el casco cuando van en moto, no les va a parecer necesario que sus hijos lo hagan porque como a ellos no les ha pasado nada, no tienen la percepción del peligro”.

Una vez más, Perdomo pone el acento en el tiempo que los padres dedican a sus hijos, ya que como parece demostrado, “hoy hay poca comunicación entre ambos”. Por ello, insiste en que hay que estar muy atento a lo que se ve en casa para evitar no sólo el uso de las drogas sino otras cuestiones de las que en estos momentos se habla mucho como la violencia en los colegios. “Es en los senos familiares donde se gestan estos temas y debemos saber leer las señales”, comenta.

Droga barata

Uno de los motivos que se alegan desde el ministerio de Sanidad para explicar el aumento del consumo de drogas es su precio asequible. En este sentido, Perdomo asevera que “desde hace tiempo vengo advirtiendo de que uno de los grandes problemas de nuestra juventud no es el consumo de estupefacientes, sino el consumo del dinero”. Dice que muchos chicos se convierten en pequeños camellos porque si no obtienen el dinero en casa, se buscan la vida para lograrlo. Hay que darse cuenta de que “los chicos no quieren unas zapatillas cualquiera; quieren tener las mismas que sus iguales y eso va a suponer de 60 euros para arriba”. Por ello, insiste en que los adultos tienen que dialogar e imprimir valores a los jóvenes.

Por último, el director de Programas de Proyecto Hombre asegura que hay que quitar el oscurantismo que existe a veces, cuando en las familias no se quiere reconocer que un adolescente puede estar teniendo problemas psiquiátricos generados por las drogas porque así serviría para que otros jóvenes pudieran ser conscientes del alto precio que puede suponer una raya de cocaína, y no estamos hablando de dinero.