ALCER se lamenta por el escaso interés de los canarios por las donaciones en vida
Con 17 años no le dejaban donar parte de su hígado para salvar la vida de su hija de seis meses porque la ley dice que los menores de edad no pueden hacerlo. Pero Rocío insistió y finalmente un juez le ha permitido someterse a este tratamiento que da una esperanza a la pequeña Naroa. Sólo hacía falta meterse en la piel de esta joven que sabía que si no entraba en quirófano perdía a su niña para que cualquiera se diera cuenta de que el corazón tenía que imponerse a la norma.
Lo curioso es que no todo el mundo está dispuesto a pasar por ese trance para salvar la vida de un familiar. Al menos, de ello se lamenta la Fundación Alcer, que gestiona la donación de órganos en Canarias y cuya presidenta se alegra del final feliz del caso de la sevillana. Comenta que “está claro que la ley dice que hay que ser mayor de edad para poder donar y eso es algo que hay que cumplir siempre para que no se produzcan abusos ni un posible tráfico de órganos”.
Aunque sería realmente extraño que en el caso de donación de una madre a su bebé pueda existir algo turbio, insiste en que “hay que darse cuenta de que es una menor y que puede estar coaccionada”. Aún así, explica que “me alegro de que haya imperado el sentido común porque se me pone la carne de gallina sólo de pensar en el caso”.
Pero ser mayor de edad y obviamente compatible con el receptor no son las únicas condiciones que deben cumplirse para hacer este tipo de transplante en vida. El caso de estas personas debe ser supervisado por un comité ético, un juez y las intervenciones no deberían realizarse en una situación de urgencia ya que podría suponer una gran presión para el donante. Martell no deja de considerar contradictoria esta última medida ya que como afirma “es precisamente en las situaciones de urgencia cuando se hacen estas intervenciones”.
Hígado y riñones, los más donados en vida
“Hay muy pocas donaciones de este tipo”, se lamenta Martell, en algunas ocasiones por falta de compatibilidad y en otras por falta de voluntad.
Jacqueline se muestra afectada por la ausencia de sensibilidad de algunas personas que no quieren ni interesarse por este tema, aunque explica que “hay de todo”. Sin embargo, reconoce que “lo mismo que hay familias que en cuanto alguno se pone enfermo se vuelcan y todos se hacen donantes, en otras ocasiones hay gente que parece que con ellos no va el asunto y es que sigue habiendo mucho tabú sobre la cuestión de las donaciones”.
Miedo a que te maten
Se siente decepcionada porque “a veces piensas que alguien va a recibir el apoyo de un montón de personas y apoyo psicológico todo el que quieras pero del otro nada”. Y eso que se supone que España y Canarias en concreto siempre han estado a la cabeza mundial en cuestión de donaciones. “La gente todavía tiene miedo de que le hagan algo o le desenchufen”, argumenta.
Afortunadamente corren vientos nuevos y reconoce que las personas más jóvenes son mucho más decididas y están más concienciadas con este tema.
La presidenta de la Fundación achaca a la falta de información la existencia de estos temores. Por ejemplo, explica que “una persona que fallece en la carretera no puede ser donante, tiene que morir en el hospital, para evitar que nos dediquemos a estallar coches por ahí buscando órganos”.
En cuanto a las campañas que en ocasiones se ven en Internet para captar posibles donantes, sobre todo de médula, Martell asevera que habría que erradicarlas inmediatamente. Comenta que “existe una coordinación de transplantes que lleva un orden y una lista y las campañas como esas son más propias del tercer mundo”.
Precisamente sobre la posible compra de órganos en países subdesarrollados, Jacqueline dice que “se oye hablar del tema pero yo no conozco a nadie que lo haya hecho; que se haya ido a uno de estos países y haya querido someterse a una intervención con tan malas condiciones higiénico sanitarias”. Lo que sí quiere dejar claro es que este tipo de mercadeo con los cuerpos no se puede producir en España bajo ninguna premisa. Recuerda que el donante siempre es una persona anónima y que antes de que su órgano llegue al receptor ha tenido que cumplir una serie de requisitos. “No se va a producir que a una persona le peguen un palo en una esquina, le rajen y le saquen el riñón para ponérselo a otro individuo porque la muerte siempre tiene que ser hospitalaria”, insiste.
Precedente
El coordinador nacional de transplantes se ha mostrado conforme con la decisión adoptada por el juez en el caso de la joven andaluza pero ha manifestado que “no cree que vaya a sentar precedente para otras donaciones”. Sobre esto, comenta la presidenta de Alcer, Jacqueline Martell, que “no entiendo por qué no debería sentar precedente y lo que habrá que hacer es esperar a que se dé un segundo caso para saber cómo actuar”. Por eso, dice que “esa es la opinión de una persona como cada uno tenemos la nuestra”.