El resentimiento es malo para la salud

Por Antonio Guerra León

Tranqui..., tíos, como dicen los pibes de ahora, También podemos utilizar los arcaicos topicazos de nuestra mejor época juvenil como “más se perdió en Cuba y en Filipinas”, “Zamora no se conquistó en una hora”, “por madrugar más no amanece más temprano”, etc., etc. Reflexiones, frases y sentencias que les ayudarán a salir rápidamente (eso les parece a algunos) de cualquier asunto amargo o complicado que les atañe personalmente, para sumergirse, con esas raras ideas, en una odiosa y lastimera ola de tonta melancolía (como todas las melancolías), adobado todo, ¡faltaría más!, con los consiguientes lloros acuosos y salitrosos que les ayudaran más a hundirse de forma bastante masoca en los procelosos mares del clásico catastrofismo isleño.

Con esa manera tan superficial de pensar, hija de raras creencias brujeriles o simple mala leche, es como se sienten muchas personas perjudicadas y fastidiadas por la mala suerte o el mal fario, casi de por vida, y que echan, siempre la culpa de sus más íntimas miserias al enemigo común que llevamos a rastras como nuestra propia sombra desde hace siglos, casi siempre un personaje que viene de fuera, pues como todos sabemos, aquí todos somos unos Santos Varones o virginales Siervas de María.

Por poner un ejemplo de tanta estupidez, por cierto bastante pedestre, sólo hay que ver corretear por esos estadios a un simple árbitro de fútbol, muy bien vestido y conjuntado en medias, pantalones cortos y camiseta negra, ¡monísimos él!, cuando enseguida, nada más olerlo, nos parece el tío el paradigma supremo y viviente de todos los males que nos vienen de pa´fuera, pues el referee en cuestión con un sonoro pito en la boca puede mostrar gran autoridad y mando, y con un raro y extraño aparato en las orejas, seguramente, debe recibir con inmediatez las perentorias instrucciones de los eternos enemigos de la patria canaria para jodernos a barullo. ¡Oiga, los muy cabrones!

Otras veces los problemas de esas gentes amargadas, esta vez en estado puro, es solo p… envidia de la más pueblerina o playera, y solo porque una persona que habla godo o en extranjero tiene más arrestos y conocimientos para emprender a base de trabajo y dedicación, buenos y fructíferos negocios. Mientras, los enteradillos de turno desde las terrazas de nuestros cafés (pues ahora G. a D. está prohibido fumar en espacios públicos), cigarrito en la boquita, miran para los celajes como bobos o se aposentan en Belén con los pastores para todo la vida.

Igualmente otro asunto que parece que encanalla de palabra y obra a muchos resentidillos de tertulias en las ondas, cuartillas volanderas y público en general, es que uno o varios de nuestros paisanos triunfen con claridad fuera de nuestras islas, y además sean reconocidos sus cualidades y méritos por las gentes decentes de nuestra tierra, que haberlas las hay y entidades de prestigio, que alguna queda todavía. Esta es una cuestión tan normal que nos debería llevar a la satisfacción y el regocijo, pero que saca de quicio a muchas personas, e incluso, de forma incomprensible, a algunas bastante cultas, para una vez más sumergirse y solazarse en una odiosa y lastimera ristra de improperios y maldades contra todo lo que se mueve a su alrededor y solo por puro deporte.

Y es que estamos hasta el gorro de ver a mucha gente, afligida y contrita, rumiando a solas o en público su incompetencia y gandulería, o algo más sencillo y deporte nacional canario: echando todas las culpas y males del universo a Zapatero, que es lo más fácil y que bastante tiene el pobre con su cruz particular, aunque a Paulino Rivero ni tocarlo, pues no es cuestión de cerrar el grifo de las subvenciones y prebendas en época de crisis, cuestión que hace de estos sujetos, algunos bastante conocidos, paladines de la rechifla general. ¡Qué pena! ¡Qué pena!

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