Cinco kurdos denuncian presuntas agresiones de la Policía en el aeropuerto de Barajas
Aterrizar en El Dorado europeo puede convertirse en un auténtica pesadilla. "Abrí la puerta y los agentes empezaron a pegarme. Me tiraron al suelo y me pegaron todos fuertemente. Me salía sangre por la boca. De los golpes que había recibido no podía ni moverme. Veníamos a un país que respeta los Derechos Humanos y nos encontramos con una paliza".
Éste es el testimonio de Rodi, uno de los cinco kurdos que han denunciado presuntas agresiones de la Policía y de los vigilantes de seguridad el pasado 30 de mayo, en la sala de retornados del aeropuerto madrileño de Barajas.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha pedido una investigación con el fin de esclarecer los hechos y denuncia la falta de transparencia de las zonas de detención de los puestos fronterizos, máxime ahora que el Gobierno quiere ampliar el periodo de 40 días en los centros de internamiento.
La denuncia de los kurdos se suma a la realizada por muchos inmigrantes brasileños, paraguayos o mejicanos sobre el trato vejatorio que supuestamente reciben en Barajas por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, cuando se les impide la entrada en España y se les devuelve a sus países.
Sin embargo, hasta ahora, nunca se había descrito una agresión tan grave, como la que han relatado los cinco kurdos procedentes de Siria. Los solicitantes de asilo político volaban desde Egipto, hacían escala en Madrid y su destino final era Argel. Pero, cuando el avión aterrizó en la capital y bajaron hacia la sala de tránsitos, decidieron no proseguir el viaje.