El restaurante de Puerto del Carmen sigue abierto al público. Kumar Dadlani ha recurrido el decreto de cierre del Ayuntamiento y pedirá al alcalde que retrase la ejecución de la sentencia judicial hasta que se agoten los plazos legales

La propiedad de La Ola asegura que ya cuenta con el permiso para la piscina y la terraza del restaurante

El dueño del negocio asegura tener ahora todos los documentos y licencias que avalarían la legalidad del establecimiento. Los recursos judiciales y administrativos contra el cierre del negocio ya están en marcha, entre ellos al Tribunal Supremo. “Esta empresa está en una situación saneada y tiene la capacidad de afrontar el cierre de La Ola si fuera absolutamente necesario y no quedara otro remedio, pero no quisiera dejar en la calle a los 40 trabajadores del restaurante”

Fotos: Dory Hernández

A pesar del decreto de cierre emitido por el Ayuntamiento de Tías la semana pasada, el Café La Ola sigue abierto al público. Su propietario, Kumar Dadlani, ha ofrecido este martes por la mañana una rueda de prensa para explicar a los medios que su responsabilidad le obliga a mantener los cerca de 40 empleos que da el restaurante, al menos hasta que se agoten todos los plazos legales que tiene el Ayuntamiento de Tías para ejecutar la sentencia judicial que determina el cierre del local. Manifestó además que la sentencia de apelación emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TJSC) no es firme, y no lo será hasta que no llegue la notificación al Ayuntamiento, tiempo que Dadlani estima en unos 10 o 12 días. A partir de entonces, la Corporación municipal dispondrá de dos meses para la ejecución del cierre, tiempo que la propiedad espera poder aprovechar para mantener el negocio y los puestos de trabajo.

Al menos tres son las irregularidades en las que se apoya la sentencia del Tribunal Superior. La más grave, sin embargo, es la se refiere a la invasión de los 20 metros de dominio público marítimo terrestre por la piscina y la pérgola del Café La Ola. Nada menos que 14 metros de dominio público son los que ocupan la terraza y la piscina del restaurante, a sólo seis metros de la orilla del mar. No obstante, Kumar Dadlani ya cuenta con una autorización de la Dirección de Costas del Gobierno de Canarias para ocupar el espacio en cuestión, legalización que llegó a la propiedad hace apenas seis meses, el pasado 22 de julio de 2008, cuando el juicio de apelación ya se había celebrado. El propietario considera, por tanto, que ya dispone de los documentos necesarios para recurrir la decisión del juez. Con esta documentación en mano, “resulta falsa la afirmación que invadimos el dominio público”, señaló Dadlani a los periodistas. Reconoció, no obstante, que la piscina y la pérgola no estaban en el proyecto inicial de la obra, por lo que tuvo que solicitar su legalización a la Consejería de Ordenación Territorial del Gobierno de Canarias a posteriori.

Los 6 metros del Paseo Marítimo

El paseo marítimo que une Arrecife con Puerto del Carmen se interrumpe en la zona del Hotel San Antonio para reanudarse a la altura del propio restaurante La Ola, concretamente justo después del complejo de apartamentos Velásquez, contiguo al establecimiento de restauración. Su continuación la impiden una serie de inmuebles (apartamentos y locales comerciales). Según Kumar Dadlani, no es el caso de su negocio, que ha dejado los 6 metros previstos para el ancho del paseo por el Ayuntamiento, espacio comprendido entre el borde de la pérgola y la orilla del mar. Al parecer, el municipio prevé continuar con las obras del paseo, para lo que según Dadlani cuenta con los metros requeridos en lo que a su restaurante se refiere.

Pasillos entre los inmuebles de la Avenida

Una normativa municipal de Tías obliga a todos los inmuebles en primera línea de la Avenida de las Playas, como es el caso de La Ola, a dejar al menos 6 metros de pasillo entre cada uno de ellos. De esta forma, si cada inmueble implicado deja 3 metros de paso, la suma debe ser de 6 metros. El restaurante dejó los tres metros que le corresponden de pasillo en su extremo oeste al afrontar las reformas iniciadas en el local hace unos años. Sin embargo, la propiedad contigua, los Apartamentos Velásquez, que no han emprendido reforma alguna en los últimos años, no ha hecho lo propio. De esta forma, el pasillo que separa ambos inmuebles tiene un ancho de 3 metros, por lo que el Ayuntamiento le exige a La Ola un retranqueo de otros 3 metros para adaptarse a la normativa. Obligación que no tiene el complejo alojativo en tanto en cuanto no se ha reformado después de la aprobación de la mencionada regulación municipal. Dadlani pedirá al Ayuntamiento que espere a la reforma de los Apartamentos, obra a la que se verán obligados en cualquier caso para poder permitir la continuación del paseo marítimo, para así quede regulada la anchura del pasillo. “De lo contrario tenderemos un paso de 9 metros, algo que no se ve ni en Miami”, dijo el propietario del Café La Ola.

Kumar Dadlani aseguró que el coste del retranqueo de 3 metros que le exige la Corporación municipal tendría un coste inasumible para la empresa, estimado en cerca de medio millón de euros. “Resultaría más rentable el cierre del negocio, suponiendo la pérdida de 40 puestos de trabajo en mitad de una grave crisis económica”, explicó.

Licencias de obra, apertura y puesta en funcionamiento

Otro de los argumentos del Tribunal Superior para decretar el cierre del restaurante es la ausencia de la licencia de obra por parte del Ayuntamiento de Tías. La propiedad manifestó que entendió la obtención de la misma “por silencio administrativo”. “El problema en esta Isla es que excesiva burocracia que existe y lo que se tardan en obtener los permisos”, señaló Dadlani.

Por otra parte, La Ola sí cuenta, según su propietario, con un permiso de apertura emitido por el Cabildo insular hace tres años, y con el permiso de puesta en funcionamiento del Ayuntamiento de Tías. También dispone, al parecer, de una licencia municipal para el derribo del anterior inmueble dónde se ubicaba el viejo restaurante. “La Ola tiene más de 25 años, y la compré ya hace 20 años. Entonces sí que era imposible acceder al mar sin tener que atravesar el restaurante. Ahora existen los accesos directos”, a través de los pasillos laterales, recordó Dadlani.

Los recursos judiciales y administrativos contra el cierre del negocio ya están en marcha, entre ellos al Tribunal Supremo. “Esta empresa está en una situación saneada y tiene la capacidad de afrontar el cierre de La Ola si fuera absolutamente necesario y no quedara otro remedio”, dijo Dadlani. Sin embargo, el deseo de la propiedad y, sobre todo, de los 40 trabajadores del restaurante, es que La Ola siga abierta durante muchos años.