La rehabilitación de las ocho pérgolas del Parque José Ramírez Cerdá, pendiente solo del permiso de Patrimonio del Cabildo
tutela Gabriel González, está a la espera solamente de que llegue a la
corporación capitalina el permiso por escrito del área de Patrimonio del
Cabildo de Lanzarote, para iniciar las obras de rehabilitación de las ocho
pérgolas dañadas del parque José Ramírez Cerdá. Así lo ha asegurado el
concejal responsable del área, Gabriel González, que ha anunciado que el
técnico responsable de Patrimonio de la Primera Corporación insular ya ha
informado favorablemente el inicio de estos trabajos de recuperación, “que
se pondrán en marcha tan pronto llegue al consistorio capitalino el
informe del Cabildo”.
De momento, desde el departamento de Obras y Servicios del Ayuntamiento de
Arrecife se ha optado por vallar las pérgolas del parque José Ramírez
Cerdá de Arrecife, ante la evidencia de que el mobiliario se sigue
descomponiendo, a pesar del vendaje colocado en febrero pasado. “Con la
colocación de esta vallas queremos evitar el paseo junto a las pérgolas y,
sobre todo, el uso de los bancos ubicados debajo de estas estructuras
dañadas”, ha explicado Gabriel González.
Según el edil capitalino, el proyecto, presupuestado en 50.000 euros,
consistirá en la sustitución de estas ocho pérgolas por otras idénticas
prefabricadas pero de mejor material, que remplazarán a las actuales. La
propuesta municipal pasa por intervenir en varias fases.
En este sentido, se irán desmotando una a una todas las pérgolas, con la
intención de colocar nuevas estructuras al amparo de los moldes que se
vayan haciendo. “En principio, se respetará el suelo original, con vistas
a que al final de la intervención quede el parque con la misma
configuración que tuvo en sus orígenes”, destacó el concejal de Obras y
Servicios.
Cabe recordar que en febrero de 2010, con motivo de la celebración de
diversos bailes de Carnaval en este emblemático parque capitalino, se optó
por la protección de las pérgolas a partir de la renovación del vendaje
que las protege de cualquier desprendimiento, colocando telas plásticas y
bridas para sujetar dichas mallas. Además, en los casos más graves, se
instalaron vallas ciegas próximas a estas pérgolas, y soldadas al suelo.