Hacia un municipio más humano, cómodo y atractivo...
El municipio de Yaiza apuesta por la transformación de sus “localidades suburbanas” en verdaderas “poblaciones turísticas”. O lo que es lo mismo: programar los cambios en los núcleos de población atendiendo a las diferentes demandas de los diferentes usuarios: turistas, residentes o trabajadores de paso no tienen las mismas necesidades ni hacen el mismo uso de las infraestructuras. Por ello, el arquitecto Ben Van Berkel propone, sobre todo, un cambio de perspectiva. Su proyecto no es agresivo ni prevé grandes transformaciones.
Más bien, parte de lo que ya existe y lo mira desde una nueva óptica. En esta línea, hay previstas dos vías de circulación para dos usuarios diferentes alrededor de Playa Blanca: por un lado, una carretera para el tráfico pesado, y por otro lado, una red alternativa para el tráfico lúdico o turístico, que a su vez estaría conectada con senderos y bulevares peatonales, así como con el puerto. De esta forma, se aliviaría la presión circulatoria de las vías que actualmente atraviesan las poblaciones. Además, el equipo de arquitectos quiere ofrecer alternativas al coche privado más sostenibles. En este sentido proponen el denominado “water-taxi”, un transporte acuático para trasladar a grupos controlados de personas por la costa de Playa Blanca hasta las playas de Papagayo. Esto permitiría llegar a calas del Parque Natural Los Ajaches que ahora son inaccesibles. Pero van más allá. Los arquitectos especulan que, en un futuro, este medio de transporte podría conectar el sur de la Isla con otros núcleos turísticos de Lanzarote: Puerto del Carmen, Arrecife y Costa Teguise.
Bulevares naturales
Los bulevares naturales serían una especie de brazos que partirían desde las dos circunvalaciones - que rodearían Playa Blanca (una para tráfico pesado y otra para tráfico lúdico) - y que conectarían la segunda, tercera y hasta cuarta “línea de playa” con la costa “en diez minutos andando”. Estos bulevares se convertirían en agradables paseos arbolados por los que también podrían circular bicicletas o patines. Además, estarían dotados de diferentes infraestructuras en función del uso al que se destinen: habría bulevares del paisaje (conectores urbanos), bulevares de la comunidad (en la zona de los residentes) o bulevares del arte (con exposiciones de esculturas al aire libre). Las infraestructuras previstas para estos nuevos caminos irían desde emblemáticos edificios destinados a usos culturales, hasta centros educativos o sanitarios, pasando por intercambiadores de transporte público, que podrían compartir turistas y residentes.
De esta forma, se pretende aliviar la presión inmobiliaria que actualmente existe en la primera línea de playa, favoreciendo el aprovechamiento de las zonas más alejadas, ahora totalmente desconectadas del casco urbano. La idea es que la creación de los “anillos” circulatorios despeje el centro de la población y permita intervenir en las zonas liberadas.
Pero quizás lo más importante, tal y como señaló el arquitecto holandés, será que estos bulevares introducirán algo hasta ahora inexistente en Playa Blanca: la escala doméstica, o lo que es lo mismo, introduciría puntos de referencia. Ahora hay muchas personas que no saben cómo explicar dónde viven porque no hay nada a su alrededor que les permita ubicar su vivienda en el espacio físico.
Conversión del paseo marítimo
Ben Van Berkel pretende mejorar el interés y calidad del paseo marítimo de Playa Blanca a través de “eventos”, actividades y experiencias nuevas para el peatón, que incluiría también piscinas naturales y pequeñas zonas de baño a partir de pantalanes sobre el mar. El paseo recogería los bulevares naturales y los conectaría entre sí. El puerto sería el remate de dos bulevares y del propio paseo.
El Golfo
Los arquitectos han detectado en El Golfo aquellos puntos débiles que podrían mejorar, pero sin perturbar la imagen actual del pueblo. Destacan la contradicción que actualmente se produce en la vía que atraviesa el pueblo, con peatones y coches circulando de forma desordenada, especialmente los fines de semana. Para solucionarlo, proponen eliminar el tráfico motorizado en el casco urbano (excepto para residentes) y desviar los coches hacia aparcamientos y hacia una vía de servicio que rodearía el pueblo. El paseo se convertiría en un bulevar que conservaría los actuales restaurantes y al que se añadirían puestos artesanales. Al final del paseo se construirían unas piscinas naturales que facilitarían el acceso al mar.
Yaiza
Yaiza es uno de los pueblos más bonitos de España, en opinión de Ben Van Berkel. Para facilitar su visita el arquitecto pretende liberar el vial que cruza el pueblo del tráfico pesado, desviándolo a la circunvalación ya existente. Prevé un aparcamiento ambivalente, que podría convertirse en espacio para un mercadillo. El casco antiguo seguiría siendo el escenario de los edificios institucionales y culturales, y se ampliaría el parque.
Turistas y Residentes
La distinción entre usuarios es la piedra angular de este proyecto. Turistas, residentes y ciudadanos de paso necesitan espacios diferentes con diferentes infraestructuras. El arquitecto incluso llegó a apuntar la posibilidad de crear alrededor de Playa Blanca dos núcleos urbanos que no superasen los 2.000 habitantes destinados únicamente a la población local. Además, está el proyecto de habilitar dos circunvalaciones para dos tipos de tráfico: El “anillo lúdico” conectaría los hoteles entre sí y su recorrido debería ofrecer alternativas al vehículo privado: guagua, taxi, “water-taxi” y hasta se mencionó un “mini-tren” ligero. El “anillo funcional” estaría formado por zonas de viviendas y supermercados con precios más asequibles y estaría vinculado con la vía turística. Sin embargo, el arquitecto adelantó que la transición entre las zonas turísticas y las zonas rústicas serán “suaves”.
“Plan confeti”: el actual modelo urbanístico
“Plan Confeti”. Así han bautizado los arquitectos encargados del proyecto al actual sistema urbanístico del sur de la Isla. Ahora mismo, recordó Ben Van Berkel, existe una mezcla de hoteles, bungalows y apartamentos diseminados sin ningún orden que atienda a los intereses de los diferentes usuarios, ya que no tiene el mismo perfil un turista que acuda a un hotel de cinco estrellas o un turista que prefiera estar en un apartamento.
Además, los arquitectos han hecho un “negativo” de Playa Blanca y han descubierto que existen amplios espacios sin urbanizar que equivalen a 300 campos de fútbol esparcidos sin sentido. Toda esta zona sin explotar puede ser aprovechada sin modificar apenas nada. Tan sólo sería necesario acometer la reestructuración de un 20% del espacio.